A estas alturas sabemos que el cutis graso no es necesariamente el enemigo, aunque a veces puede parecerlo. Una tez completamente mate tampoco es lo ideal, porque la clave está en el equilibrio: después de todo, tu piel necesita aceite, pero un exceso de brillo es menos atractivo.
Ante todo, debemos tener en cuenta algo muy importante: no podemos “deshacernos” del cutis graso por completo, pero tampoco sentirnos obligadas a hacerlo. Porque, la verdad es que la piel real y saludable no se ve como un filtro de Instagram. Lo que si es posible es mantener la piel con el brillo correcto. Por eso, entender tu cutis graso es la clave para controlarla y mejorarlo (no para eliminarlo)… Así, una vez que se restablezca la armonía en tu piel, tendrás una tez hermosa y saludable, que lucirá radiante, nunca grasosa.
¿Qué causa la piel grasa? “El aceite de nuestra piel se llama sebo. Es producido por la glándula sebácea en el folículo piloso”, explica Andrea Pfeffer, fundadora de Pfeffer Sal. “Por cada centímetro cuadrado, la piel de nuestro rostro tiene más folículos pilosos que en el resto de nuestro cuerpo, por lo que experimentamos untuosidad principalmente en el rostro”. De hecho, este sebo desempeña una función importante, trabajando para “lubricar la piel, limitar el crecimiento de bacterias y prevenir la sequedad y la deshidratación”, añade Pfeffer. Cuando las cosas están en equilibrio, su piel producirá la cantidad justa de aceite para mantenerla funcionando y resistente, pero hay muchas cosas que pueden inclinar la balanza, lo que lleva a un exceso de grasa y molestos brotes. Entonces, ¿cuál es la mejor ruta para una piel equilibrada e hidratada? Aquí los tips de expertos
1. Dominar la rutina de limpieza diaria
Pamela Marshall, esteticista clínica y fundadora de la clínica de la piel Mortar & Milk, dice que tiende a ver una limpieza excesiva en sus clientes más jóvenes. “Desafortunadamente, la limpieza excesiva solo empeora el problema”, confirma. “Cuanto más se agoten los aceites de la piel, más querrá producir aceite el cutis. Limpiar adecuadamente (¡no limpiar demasiado!) Y agregar hidratación es la clave para reducir la producción de grasa”, comenta. Claramente, el limpiador que se elija es crucial, pero entre leches y geles, espumas y agua, puede ser casi imposible decidir cuál es el mejor para una tez propensa a la grasa. Pfeffer recomienda una crema o un limpiador lechoso, ya que disolverán la suciedad y los desechos sin alterar la función de barrera y los niveles naturales de humedad de la piel.
2. Cuidado con los productos formulados para pieles grasas
Lo creas o no, los productos especialmente formulados para minimizar la grasa a menudo agravan la situación, ya que muchos contienen ingredientes agresivos que eliminan hasta la última gota de sebo de la piel (y todos sabemos lo que eso significa).
3. No olvidarse de la crema hidratante
Un error común es que la piel puede ser grasa o deshidratada, pero de hecho, puede ser ambas cosas al mismo tiempo. Esto significa que tiene poco sentido deshacerse de los productos hidratantes que, de hecho, son esenciales en cada rutina de la piel, sin importar su tipo de piel.
4. Incorporar el salicílico
Los ácidos pueden ser beneficiosos en cualquier régimen, pero los BHA que no se aclaran, como el ácido salicílico, juegan un papel especialmente importante en el control de la producción excesiva de aceite, lo que a su vez minimiza el desarrollo de puntos negros e imperfecciones.
5. Prestarle atención a la dieta
Según los especialistas, la raíz de los problemas de la piel grasa en realidad podría estar en el intestino. Si se sufre de piel grasa conviene evitar el azúcar y los lácteos, ya que alimentan y aumentan la producción de aceite. Además, una dieta deficiente en zinc, magnesio, vitamina B y omega 3 puede contribuir a la producción de sebo.
6. Considerar las hormonas
Las fluctuaciones hormonales internas son una de las principales causas de los niveles de aceite desequilibrados, según Marshall. “Es la hormona andrógeno la que está causando el problema”, dice. “Cuando abundan los andrógenos (que a menudo es justo antes del período), enviará mensajes a nuestras glándulas sebáceas indicándoles que produzcan más aceite”.
7. Adoptar la mascarilla de arcilla
Los estantes de belleza actuales pueden estar repletos de fórmulas cada vez más innovadoras, pero a veces los tratamientos más antiguos y clásicos siguen siendo los mejores. Pfeffer recuerda los beneficios de una buena mascarilla de arcilla antigua: “Es fantástica, ya que actúa como esponjas, absorbiendo el exceso de grasa”, explica.
8. Elija sabiamente su base
Si tenés cutis graso, no te limites a bases líquidas de larga duración. Los polvos minerales tienen muchos beneficios: no sólo porque son en gran parte no comedogénicos (es decir, no obstruyen los poros), también por su absorción de aceite y porque se pueden colocar fácilmente en capas a medida que avanza el día.