¿Es el sexo la solución para tener una piel espléndida?

¿Es el sexo la solución para tener una piel espléndida?

7 días, 14 orgasmos. Los resultados no mienten.  

26/10/2018 16:12

No es aleatorio que uno de los rubores más vendidos del mundo se llame “Orgasm” (de Nars): después de un encuentro lo suficientemente satisfactorio, la piel parece brillar de adentro hacia afuera. Para mí, eso significa 15 minutos en que mi cara no parece irritada ni llena de granos, sino pura, limpia y radiante. 

De hecho, me gusta tanto mi piel post sexo que me puse a pensar si habría alguna manera de que dure para siempre. Así que después de investigar un poco y de hablar con algunos expertos para asegurarme de que mi idea no era descabellada, decidí empezar con el experimento: 14 orgasmos, siete días, varias selfies. Si mi investigación fallaba, al menos iba a terminar con un final feliz -o 14, para ser más exacta.

No me embarqué en este experimiento a ciegas. La idea la saqué de un libro llamado Pussy: A Reclamation, de Regena Thomashauer, experta en placer y fundadora de The School of Womanly Arts (La escuela de artes femeninas), que dice: “Soy una convencida de los poderes del orgasmo para aumentar el brillo de una mujer”. No sé si por “brillo” no se refiere a algo más abstracto, pero de todos modos mi curiosidad se encendió. 

Después de mucho leer, encontré una relación entre los orgasmos frecuentes y una piel más limpia, sana y joven. En los años 90, el investigador David Weelks estudió a 3.500 personas y descubrió que las mujeres que tenían tres orgasmos por semana parecían, en promedio, diez años más jóvenes que aquellas que solo tenían dos. Más aún: estudios recientes demostraron que el orgasmo femenino libera hormonas que benefician a la piel (como el estrógeno, que ayuda a mantener el colágeno), reduce los niveles de cortisol (la hormona del estrés que causa estragos en la piel) y estimula la circulación de la sangre, lo que repara a su vez el colágeno. Empecé a pensar que tener orgasmos es un sustituto más divertido del retinol. 

Llamé a Thomashauer para hablar sobre mi teoría sobre la piel y el orgasmo. “De hecho, cuando tenía 30 años tenía muy mala la piel, y lo único que me la mejoraba un poco era tener un orgasmo por día”, dice. “Si yo diseñara tu experimento, te sugeriría que tengas dos por día, porque creo que equilibra la química de la piel de manera óptima”. (Nota: no hay ninguna prueba científica de que esto sea así, pero ¿por qué no probar?). Mi plan era masturbarme a la mañana y tener sexo con mi marido a la noche (un plan, admito, bastante ambicioso) pero para mi sorpresa, fue bastante difícil encontrar el momento adecuado para experimentar tanto placer. Entre visitas familiares, un tratamiento facial que ya había reservado y el cansancio general, me llevó varios intentos ponerme en marcha. 

El gran experimento

El primer día anoté en mi diario: “Mi piel está un poco apagada, y tengo algunas cicatrices y zonas rojas, sobre todo abajo de la nariz”. Después de mi primer orgasmo, me miré en el espejo para ver si notaba algún cambio inmediato. Mis mejillas tenían un rubor sano y agradable, como era de esperar, pero eso fue todo. 

El día siguiente, comparé la selfie del día dos con la anterior. Mi piel estaba definitivamente un poco más radiante. Pero a medida en que el entusiasmo inicial se iba desvaneciendo, se me hizo cada día más difícil encontrar el tiempo para tener dos sesiones orgásmicas por día. No había tomado en cuenta el tiempo que lleva entrar en ánimo para tener sexo y alcanzar el orgasmo, ni hablar de encontrar un rato para tener relaciones con mi marido. La tercera mañana, escribí: “No quiero hacerlo más. Siento que me estoy forzando”. Pero igual me forcé, en nombre de la ciencia. 

El día cuatro mi piel estaba mucho más clara y equilibrada, pero el trabajo de tener que alcanzar el orgasmo me estaba estresando bastante. Y después, para completarla, me vino la menstruación. Esto me tomó por sorpresa: por lo general unos días antes mi piel se brota con granos, pero durante mi experimento, no me salió ni uno. Esto fue revolucionario: ¿había encontrado la cura para los granos? 

El entusiasmo por mi descubrimiento no duró mucho. El día cinco y el día seis, solo pude masturbarme una vez, lo que comprobó que al final, cualquier cosa se puede convertir en una tarea a postergar. La mañana final de mi experimento, mientras miraba las selfies que me había sacado toda la semana, tuve una repentina satisfacción: comparada con el día uno, mi piel del día siete estaba menos inflamada, tenía menos granitos y tenía un rubor y un brillo saludables. Fue difícil darme cuenta del cambio día por día, pero desde el principio hasta el final las fotos no mienten: mi piel mejoró. 

Lo que realmente pasó

Como el experimento no fue para nada objetivo ni controlado, ni siquiera científico, temí que mis resultados fueran apenas un efecto placebo. Por eso consulté a una dermatóloga para una opinión profesional. “¿Estoy loca?”. “No”, dice la doctora Jennifer Vickers. Si bien admite que los orgasmos, sobre todo los femeninos, no están del todo estudiados, pudo validar mis resultados. 

“El orgasmo hace que el cerebro libere oxitocina”, dice, y subraya que la oxitocina (la hormona de la felicidad y el bienestar) reduce los niveles de cortisol, mejora el sueño, ayuda a la piel a regenerarse y disminuye la inflamación del cuerpo. Y si bien el orgasmo en sí no puede revertir los efectos del estrés en la piel, Vickers sospecha que podría evitar los desórdenes de la piel en primer lugar. 

En este momento, uno podría pensar: si los orgasmos son tan buenos para la piel ¿por qué nadie me lo dijo antes? “Porque los orgasmos son gratis”, dice Thomashauer. “En esta cultura, no se promociona nada que no sea un producto”. También puede deberse a que, lamentablemente, los efectos de los orgasmos son solo temporarios. Los niveles de hormonas vuelven a equilibrarse después de un rato, así que para que la piel tenga efectos benéficos a largo plazo, la rutina de orgasmos tiene que ser muy consistente, es decir, al menos uno por día. 

De todos modos, basándome en cómo tengo la piel, creo que es mi deber -como mujer y como ciudadana obsesionada por el cuidado de la piel- informar de los beneficios de la piel post-sexo. Si bien no puedo garantizar que los orgasmos te van a liberar del acné o de las arrugas, sí puedo decir que es mucho más divertido que una visita a la dermatóloga.