¿Dividir el espacio abriendo puertas plegables? Es el audaz tour de contraseñas que nos proponen las arquitectas de este departamento.
Integrar en 90 metros cuadrados una sala, un comedor, una cocina, una habitación, un escritorio, dos baños y dos vestidores, es suficiente para asustar a Rita y Catarina Almada Negreiros, este dúo de arquitectas portuguesas, premiadas en Lisboa y llamadas las “resolvedoras de problemas”.
Primera intervención: hacer espacios y demoler todas las paredes. “Los propietarios se movieron de 140 a 90 metros entonces nosotras hicimos todo lo posible para que ellos no sintieran sensación de encierro”, cuentan. Así, crearon un espacio depurado y un plan cul de sac en donde uno puede circular de un ambiente al otro (todos comunicados entre sí) por dobles pasajes.
Para unificar el lugar optaron por un roble claro que reviste los pisos, los armarios y bibliotecas, dando armonía. Cada detalle tiene algo particular. Los radiadores encastrados en las paredes, las manijas integradas en las puertas… Pero, antes que nada, las hermanas decidieron reemplazar las puertas clásicas por un dispositivo de puertas giratorias donde la estética evoca lo japonés y sus conocidos ryokans (tradicionales espacios para hospedar personas por períodos cortos). Tan inteligente como estético, este sistema permite aislar bien el salón e implementar sin grilletes: salón-cocina-comedor, transversalmente.
Pensaron para la habitación una puerta de dos caras, con un espejo del lado de adentro: “Con esas astucias se puede modelar el espacio como uno quiere y hacerlo parecer más grande y más bello siempre”.
Izquierda: SUITE REAL. El vestidor todo de roble fue hecho a medida por Bec, maestro portugués del diseño interior. Los nichos hacen un espacio limpio y cuadrado. Derecha: MINIMAL ZEN. El comedor está separado del living por puertas plegables de roble claro. La cocina y la sala de estar en blanco combinan con las lámparas suspensión de aluminio laqueado.
Izquierda: POR ARTE DE MAGIA. Sin manija, la puerta corrediza que separa el baño del salón crea ese efecto de fluidez tan buscado. El lavabo fue hecho a medida y el mueble al costado permite guardar libros. Derecha: ORO BLANCO. Alrededor de la mesa del comedor las sillas de Josef Hoffmann. A la izquierda, “las islas errantes”, de Phillippe Favier.
Estilismo: Marie-Claire Blanckaert.