Cinco spots palermitanos que te teletransportan a la Gran Manzana.
Lo neoyokino siempre nos interpeló. Pocas identidades tan fuertes y tan mestizas: su base sajona, lo italiano, lo judío, lo oriental , confluyen en ese no sé qué que la convierten en la gran ciudad favorita del mundo entero. No es de extrañar entonces que lo neoyorkino se esconda en varios spots de la ciudad. Acá, un recorrido gastronómico para viajar con cada bocado y cada trago a la Gran Manzana.
Donut Therapy
El alimento básico de todos los policías de los dibujitos animados llegó al país de la mano de un joven chef venezolano que busca recrear con sus recetas, los sabores de su infancia.
La historia de Donut Therapy es loca: Gustavo Castillo conoció a la crítica gastronómica de Chicago radicada en Buenos Aires, Allie Lazar (de PickUpTheFork) y se enamoraron. Juntos comenzaron a cocinar donas: primero a pedido, y luego en la puerta de un café que los dejaba armar un puesto una vez por semana. Y ahí explotó el éxito: vendían 100 donas en veinte minutos. El paso siguiente fue el local, que existe hace menos de dos meses y donde siempre se amontona la gente que hace fila para esperar por su dona.
Masa frita, esponjosa, liviana y crocante: su textura es claramente la clave del éxito. Las hay clásicas estadounidenses, con glasé rosa exactamente iguales a las que come Homero Simpson o con maple syrup y bacon, y también rarezas adaptadas al gusto argentino, así como combinaciones más experimentales.
Hay que ir temprano porque es todo recién hecho y limitado: una vez que se les terminan, el local cierra. Imperdibles con un buen café. Queda en Thames 1999.
Sheikob´s Bagels
Un oasis en el frenesí de Palermo, este local calmo, sencillo y silencioso de amplios ventanales y mucha madera sólo abre de día y es perfecto para un brunch de fin de semana.
Todo es auténticamente neoyorkino: Sheikob es Jacob Eichenbaum Pikser, que vino a Buenos Aires desde Nueva York gracias a un intercambio universitario, y decidió quedarse. Es el dueño, el ideólogo y el jefe de cocina. Comenzó vendiendo a pedido, luego en bicicleta por la calle, y a principios de año el éxito lo llevó al local propio.
Todo se hace a mano: los panes de bagel son la estrella, y los hay de cinco tipos: simple, con sal, con amapola, con cebollas, y el everything (¡con todo lo anterior!). El queso crema también lo elaboran en la casa bajo la tradicional receta americana. Para beber, lo que más se estila es el tradicional sifón de soda, aunque obviamente también sirven el clásico café americano y capuccino. También hay cerveza tirada y gaseosas caseras elaboradas ahí mismo.
La carta es acotada, simple y 100% neoyorkina: lo mejor, el corned beef sándwich, su propia versión del pastrami con pepinillo y mostaza ¡Perfecto! Queda en Uriarte 1386.
Uptown
Bar temático de los mismos creadores que el célebre speakeasy Nicky Harrison que da una vuelta de tuerca a ese concepto tan popular cinco años atrás. Toda la ambientación, cuidada hasta el mínimo detalle, emula a la perfección una estación de subte neoyorkina.
Nuevo spot favorito de influencers y celebridades por su exclusividad y su original propuesta, Uptown tiene una carta que revisiona los clásicos americanos con enfoque ultra gourmet y una carta de tragos de autor por Luis Miranda.
Visitarlo es toda una experiencia que vale la pena experimentar. Ya sea ir a comer, a tomar algo o simplemente a conocer. ¿Lo malo? Siempre está atestado. Para cenar, es obligatorio reservar con mucho tiempo de anticipación. Queda en Arévalo 2030
Inspirado en una propuesta muy Brooklyn, en LAB podés ver y particiapar de todo el proceso que va desde el grano hasta una taza humeante.
En LAB podés disfrutar de las más exóticas y exclusivas variedades de todo el mundo, así como también armar tu propio blend a tu gusto y participar del proceso de tostado, un lujo prácticamente imposible en esta ciudad. La estética depurada y utilitaria y los elementos de filtrado, todos juntos al final de la mesa, refuerzan este concepto de laboratorio, que te invita a experimentar hasta lograr la alquimia de un café perfecto.
La isla central con barra es donde ocurre la magia, pero si en cambio querés desplomarte a charlar un rato, podés hacerlo en los cómodos sillones. Acompañá tu café con alguna delicia dulce o sumate al plan de brunch de los fines de semana, donde el café es además de bebida ingrediente.
La asesoría que brindan estos expertos en café es dedicada y precisa a niveles científicos. Para probar cafés exóticos, para volver al de siempre o simplemente para aprender. Queda en Humboldt 1542 y Echeverría 1550
Los argentinos nos jactamos de tener la mejor pizza del mundo: gorda, alta, chorreante, con kilos y kilos de queso. Es estilo Neoyorkino es diametralmente opuesto, y también es un clásico: enorme (por algo se vende por slice), finita, de salsa intensa, donde el queso no es tan protagonista como sí los toppings que la desbordan, blandita como para comer enrollada como un wrap. Danilo Ferraz, su chef (también chef de éxitos como Morelia y 1893) encontró la clave de cómo volverla irresistible para el paladar argentino: la volvió ligeramente más crocante.
¿El clásico neoyorkino? La porción de pepperoni, que acá se llama Obama. A todas las porciones se les pueden agregar extra toppings deliciosos. Y de postre, imperdible el cannoli.
No dejen de visitar este enorme salón de estilo industrial, banquetas altas y con referencias pop. Ideal para ir con grupos grandes de amigos y probar un poquito de todo. Queda en Humboldt 1654.