Sexo y aislamiento: ¿enviar nudes es una opción? Leé esta opinión.

Sexo y aislamiento: ¿enviar nudes es una opción? Leé esta opinión.

Este tiempo de encierro puede llevarnos a la tentación de mandar nudes. Desde ELLE UK, compartimos una reflexión en primera persona sobre esa costumbre. ¿Por qué la autora habla de la doble vara de la sociedad y ya no acepta más enviar fotos de ella desnuda?

18/03/2020 20:45

“Send nudes. Envíame una foto tuya desnuda”, leo en las notificaciones de WhatsApp en mi pantalla.

Estoy acostada en la cama chateando con mi última cita. La otra persona está ansiosa porque le envíe nudes. Sí, fotos mías desnudas.

Tuvimos sexo varias veces. Hace algunas noches me propone que hagamos algo virtual. Que le mande fotos de mis lolas, en ropa interior, o sin ella, con la luz prendida o apagada. A veces responde con una foto de suya, en pleno relax, mastúrbandose.

A mi me excita. Pero no tanto. A veces me resulta aburrido. Creo que me molesta un poco. Siento que me implica más esfuerzo que lo que me provoca placer.

Nunca me había imaginado enviando desnudos. Para ser sincera, no podía concebir que alguien quisiera verlos. Pero después de cortar una relación larga, a finales de mis veinte años, me pasé algunas noches inspeccionando curiosamente fotos de mi cuerpo.

Me encontré fascinada por ángulos que nunca había visto. Me analicé y redescubrí. Reconocí, por ejemplo, que mis pezones son muy distintos entre sí.

Si bien nunca me había avergonzado de mi cuerpo como tal (soy alta, pero en lo demás todo es promedio), nunca lo había visto a través de la lupa de la sexualidad. Ese papel que podía tener mi anatomía me sorprendió. Por eso, cuando los mensajes de WhatsApp pedian “send nudes;)”, a veces me prestaba y decía: “Dale”.

No es nada nuevo admitir que mandaste fotos desnuda. Lo sé. Más bien, es normal para estos tiempos. Es tan común, de hecho, que las fotos de penes ya son tema viejo en los encuentros con amigas. Nada candente. Algo que pasa.

Los desnudos pueden ser divertidos. Pueden evitar que relaciones a distancia se vuelvan obsoletas y también pueden funcionar con su objetivo básico: ser y sentirse sexy.

Nunca está de más buscar que alguien que te demuestre que realmente le gustás.

Especialmente entre los hombres homosexuales, pero también entre una multitud más joven que usa aplicaciones, los desnudos son un elemento básico de la relaciones en la actualidad.

Algunos también dicen que enviar nudes puede ser una forma de asegurarnos que lo sexual funcione. Es decir: una forma de presentar tu cuerpo antes de llegar al momento concreto de tener sexo piel con piel. Así se llega al encuentro con menos prejuicios y mayor confianza, ya habiendo compartido tu cuerpo con lo que te gusta y también con lo que te incomoda.

Sin embargo, a pesar de todo esto, creo que no deberíamos enviar fotos de desnudos.

La realidad es que la cultura todavía busca cosificar el cuerpo de la mujer y usarlo en su contra. Eso hace que el riesgo sea muy grande.

Según el país, puede ser considerado un delito cargar, enviar o incluso mostrar imágenes desnudas de alguien a otra persona sin el consentimiento de quien está en la foto. Sin embargo, es algo que pasa todos los días. Y la protección contra ese abuso contra la intimidad es muy bajo. Los mecanismos son débiles.

Los casos de extorsión a través de fotos y los divulgación por venganzas, han aumentado exponencialmente en los últimos cinco años en Inglaterra.

“Existe el riesgo de que nos acerquemos a una cultura en la que se normalice el intercambio de imágenes sin consentimiento”, dice Clare McGlynn, profesora de derecho en la Universidad de Durham, que se especializa en la regulación legal de la pornografía y el abuso sexual basado en imágenes. “Y no se toma lo suficientemente en serio”.

Es una situación frustrante: por un lado, se debe alentar la propiedad y la exploración de nuestra sexualidad y nuestros cuerpos. También la construcción de una cultura sexual de mente abierta. Especialmente cuando se trata de aumentar el poder sexual de las mujeres a través de una lente femenina, en lugar de a través de la mirada masculina.

“El daño que experimentan las mujeres cuando se toman o comparten sus imágenes sexuales sin su consentimiento es el resultado de la hipocresía en nuestra sociedad”, continúa McGlynn. Nos alientan a envalentonarnos, pero luego “las mujeres que expresan su sexualidad son objeto de burlas, abusos y acoso”

“Si estuviéramos en una sociedad que tratara la sexualidad las mujeres con respeto e igualdad”, dice McGlynn, “se reduciría mucho el daño de compartir imágenes sexuales sin consentimiento.”

En Inglaterra, se sabe que el 27 por ciento de los adolescentes reciben mensajes sexuales y casi el 15 los envía.

Con una educación sexual obsoleta que carece de matices, profundidad y análisis positivo sobre la sexualidad, existe el peligro de que la próxima generación crezca en el mismo ciclo tóxico que nosotras. Pero, ¿qué se puede hacer realmente?

“Hay leyes que penalizan algunas formas de abuso sexual basado en imágenes, pero no son lo suficientemente completas”, explica McGlynn.

“Pero incluso si tuviéramos mejores leyes, no sería suficiente. La ley es solo el primer paso. Debemos tener una educación más efectiva en las escuelas, lo que significa el tiempo y la experiencia que se les brinda para analizar las relaciones y la privacidad digital.”

Yo dejé de mandar nudes. Me dio un pico de ansiedad cuando miré la galería de fotos de mi teléfono y encontré fotos mías al desnudo, tomando conciencia de lo que hice.

Me asustó no saber hasta dónde habían viajado mis tetas. No quería dejar de explorar mi sexualidad, pero la emoción y la adrenalina se transformaron en una profunda preocupación por pensar en las imágenes de mi cuerpo en manos de cualquiera.

Porque esa es el dilema. Al principio puede ser consentido, pero ¿cómo se rescinde ese consentimiento una vez que ya mandaste tus nudes?

A pesar de que todavía confiaba en la persona con la que tuve ese intercambio sexual, sentía que ya no tenía el control. Y empecé a tener miedo de haberle hecho algo que no le gustara y se quisiera vengar con esas fotos.

La decisión de mandar nudes es intrínsecamente personal. Pero hay mucho trabajo por hacer para que sea seguro. Necesitamos cerrar la brecha de género que nos enseña que las fotos de penes son normales, pero que los desnudos de una mujer son un arma contra ella. Necesitamos mayor protección legal y cultural.

Hasta entonces, me puedo tomar fotos de mi cuerpo y descubrirme. Pero no las voy a mandar.