5 mujeres cuentan cómo negociaron su aumento de sueldo

5 mujeres cuentan cómo negociaron su aumento de sueldo

Tener información real y concreta es indispensable para ganar lo que nos merecemos.

16/04/2018 10:15

No hay dudas de que vivimos en una era en que la privacidad ya no es un bien preciado. Y sin embargo, la mayoría de nosotras no sabe cuánto ganan nuestras amigas más íntimas, y ni hablar de cómo hicieron para negociar su sueldo. Tener información real y concreta -tanto de los números duros como de las habilidades y tácticas para lograrlo- es indispensable para ganar lo que nos merecemos. Les preguntamos a cinco mujeres exitosas cómo superaron este escollo.

Sharissa Jones, exsocia en una firma de inversiones en la Bolsa. 

Su camino: Antes de cumplir los 30, Jones ya era una de las mujeres más jóvenes en manejar fondos de inversión en Wall Street: supervisaba activos por 3 mil millones de dólares. Pero esto no significa que fuera inmune a la disparidad salarial. “No hay parámetros fijos sobre sueldos en el sector de inversiones”, dice. “Todo debe ser negociado, pero tardé un tiempo en darme cuenta”. Dos veces, recuerda, descubrió que le estaban pagando menos que a sus compañeros hombres con menos responsabilidad. Ambas veces se dirigió a un supervisor con el reclamo. La primera, pudo negociar un aumento. La segunda vez no lo logró. “La diferencia estuvo en el ego de la persona arriba mío”, dice.

Su enseñanza: “Todos los jefes tienden a querer hacernos creer que las escalas salariales son inmutables y calculadas sobre una base científica, que está fuera de su control”, dice, pero señala que en otras áreas (educación, empleo estatal) esto puede llegar a estar más cerca de la realidad. “Las mujeres en general aceptan estos parámetros, pero los hombres no”. En síntesis, no hay que aceptar una negativa como respuesta. Además, aconseja que las mujeres no amenacen con irse si no están dispuestas a hacerlo -“es algo que enoja a todos”- y que consideren con cuidado con quién están hablando. Algunos jefes son más justos; a otros solo les importan los resultados. Son datos a utilizar para argumentar el pedido. Además, recordar que tu jefe o jefa es un ser humano: “Los sueldos son obligaciones a largo plazo, así que a veces hay un desfase entre tu pedido y las presiones con las que él o ella están lidiando en el momento. No hay un momento ideal para pedir un aumento, pero por lo menos hay que ponerse en el lugar del otro para entender las presiones”.

Aleen Kuperman, cofundadora y CEO de Betches Media

Su camino: En 2011, cuando todavía estaba en la universidad, Kuperman fundó Betches junto con Samantha Fishbein y Jordana Abraham. En 2014, desarrolló el sitio web de e-commerce, Shop Betches, que no para de crecer desde su lanzamiento. Betches emplea a 13 personas y está basada en Nueva York.

Su enseñanza: Como fundó su propia empresa antes de recibirse, Superman nunca tuvo que pedir un aumento de sueldo. Sin embargo, muchas veces se lo han pedido a ella, por lo que su primer consejo es muy interesante: “Tratá de que no sea una situación incómoda. Si tenés que practicar frente a un espejo o con una amiga, hacelo. Cuando una persona se muestra confiada, es muy persuasiva. Tratá de que tu jefe o jefa sienta que no está asumiendo un riesgo al aumentarte el sueldo”. Además, tiene otro tip: si podés demostrar que ya estás haciendo el trabajo de alguien que está un escalón más arriba en responsabilidades, es más fácil justificar tu ascenso.

Caroline Ghosn, cofundadora y CEO de Levo

Su camino: Después de conocer a Amanda Pouchot, su socia, en su primer trabajo después de la facultad, ambas se dieron cuenta de que tenían algo en común: habían aceptado la primera oferta que les habían hecho. De ahí en más nació Levo, una red enfocada en la carrera que emplea a más de diez millenials y que impulsó la campaña #Ask4More, para que las mujeres pidan el salario lo que les corresponde.

Su enseñanza: Ghosn ha concedido muchos aumentos de sueldo. “Cuando manejás una campaña como esta durante seis años y al mismo tiempo tenés un equipo de gente valiosa y proactiva, no tardan en llegar los pedidos”, dice entre risas. ¿Cuándo le resulta más fácil? “Cuando la persona viene a negociar preparada para dar cuenta de sus logros en el último periodo y de cuánto ha aportado al crecimiento de la compañía”, dice. ¿Cuándo es más complicado? Si el argumento es que les aumentaron el alquiler. “Lo mejor es argumentar desde lo que contribuiste, no desde la necesidad”, señala. Y finalmente, sostiene que no hay que ir a la negociación como si se fuera a la guerra. “Vos y tu jefe o jefa están en el mismo equipo cuando entrás a la negociación y van a seguir estándolo cuando salgas”, dice. Es una negociación: no una pelea, un distanciamiento ni un reclamo.

Fran Hauser, ejecutiva e inversora, autora del libro The Myth of the Nice Girl

Su camino: Cuando Hauser empezó a trabajar como gerenta de People Digital, se dio cuenta de que su colega hombre de Sports Illustrated tenía un cargo de presidente (y seguramente un sueldo acorde). Cuando se lo comentó a su jefe, él le pidió que retomaran la conversación en un año, cuando ella hubiera demostrado sus méritos. Así fue, y consiguió el aumento.

Su enseñanza: “Cuando negocios un sueldo, un ascenso o un cargo, tal vez no lo consigas inmediatamente”, dice. “Pero si reunís la información necesaria y volvés a pedirlo, probablemente lo hagas”. Y coincide con Ghosn: “Negociar exitosamente no es lo mismo que forzar al otro a que te dé lo que querés a costa de cualquier cosa”, dice. Los estudios demuestran que las mujeres que negocian con un ojo puesto en los beneficios que le traerán a la organización tienen mayor chance de éxito.

Michele Martin, fundadora de The Bamboo Project

Su camino: Como consultora de recursos humanos, Martin trabajó siempre por su cuenta, por lo que pedir un aumento de honorarios siempre fue un poco más complicado. “Tengo relaciones muy cercanas con mis clientes. No puedo mandarles un mail diciendo que a partir de tal fecha los honorarios suben”, dice. Hace poco, una clienta histórica muy exitosa la consultó por una nueva oportunidad. Entonces, aprovechó la ocasión para recordarle sus logros anteriores y para pedirle un aumento del 5 por ciento. “Conozco su situación financiera y mencioné que la había tenido en cuenta, y que por eso estaba pidiendo lo que me parecía justo”, dice Martin. “La clienta se sorprendió, pero después de unos minutos de conversación, estuvo de acuerdo”.

Su enseñanza: En esta situación, Martin estaba dispuesta a dejar a su clienta. “No tuve que hacerlo pero lo habría hecho”, dice. “Como ella me necesitaba y quería que yo hiciera el trabajo, accedió más rápidamente”. En este sentido, el timing es un factor muy importante. Es mejor pedir un aumento antes de embarcarse en una responsabilidad más grande. “Una de las desventajas del trabajo freelance es que te pagan por tu tiempo, no por el valor que añadís a la compañía”, explica Martin. “Cuando presupuestás, tené en cuenta esto, así te acostumbrás a pensar de qué manera beneficiás al cliente. Esto te va a dar más confianza para conocer el valor de tu trabajo”.