Ese cansancio que no sabés de dónde viene se llama “carga mental”

Ese cansancio que no sabés de dónde viene se llama “carga mental”

El concepto no es nuevo pero si necesario recordarlo. Lo desarrollaron sociólogas en los '80. Un repaso histórico y contemporáneo de un tema que debe ser central en esta ola feminista.

14/09/2020 16:49

El concepto de carga mental se volvió popular en Francia y alrededores durante los últimos años gracias a las historietas de ilustradora Emma Clit. A partir de sus viñetas tituladas “Me lo podrías haber pedido” también editó una serie de libros tratando con humor y conciencia el tema.

Pero la carga mental o psicológica fue conceptualizada por la socióloga Monique Haicault, ya en 1984. En su artículo “La gestión ordinaria de la vida en dos”, describe un problema que afecta a muchas mujeres que trabajan y están en pareja: la preocupación de tener en su mente los pendientes de aquellas tareas que le corresponderían a su condición.

Su teoría apunta a las obligaciones que inciden en la gestión del hogar y los cuidados que quedan en manos de las mujeres en una casa o familia. Una vez terminada la jornada laboral, tienen que pensar en buscar (o en este tiempo acompañar) a los chicos en sus clases, la ropa, ir al supermercado, cocinar…

Monique Haicault también enfatiza que “la doble jornada” no es solo una suma de tareas. Sino que las mujeres siempre tienen en cuenta, en su mente, su larga lista de pendientes. Y ese trabajo invisible genera gran cansancio.

“LA SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES DE TODOS”

Por su parte, la investigadora Nicole Brais de la Universidad Laval de Quebec define la carga mental como “un trabajo de gestión, organización y planificación que es a la vez intangible, ineludible y constante, y cuyos objetivos son la satisfacción de las necesidades de todos y el buen funcionamiento de la casa”.

En 2017, en las columnas de “L’Express”, la autora Cécile confió su percepción de la carga mental. Estaba cansada de tener que “preparar listas detalladas de lo que hay que hacer”. Si decía que estaba “orgullosa de ser independiente”, aspiraba a “no tener que supervisar todo”. “Le planteé el tema a mi pareja. El resultado fue una avalancha de reproches. Argumentaba que sólo tenía que pedir y decir las cosas”.

Esa observación es justamente la compartida por la ilustradora Emma, ​​que ha logrado popularizar el concepto de carga mental más allá de los círculos feministas. A través de sus dibujos ella denuncia de hecho la carga de la organización que pesa sobre muchas mujeres.

Emma describe, por ejemplo, una noche entre amigos organizada por una pareja. Mientras el hombre toma un vino en el living con los invitados, la mujer prepara la cena. De repente,un ruido fuerte suena en la cocina. El marido se preocupa y pregunta qué está pasando. Cuando su esposa le responde que se le cayó la olla, porque también tenía que encargarse de las bebidas y acostar a los chicos, el esposo responde con descaro: “Pero me hubieras dicho y te ayudaba”. Una situación típica vivida por muchísimas mujeres.

“ALGO QUE EXISTE”
Invitada en France Télévisions en 2017 para hablar sobre su trabajo, la ilustradora Emma describió haber sido muy agradecida por mujeres que descubrieron el concepto de carga mental.

“La palabra que más escuché fue ‘gracias’ por ponerle un nombre. Es decir que las mujeres que antes sufrían esto solían caer en discusiones y ahora saben que es algo que existe. Algo que compartimos, que podemos discutir y quizás hacer algo para equilibrar ”, dijo.

El equilibrio de esta carga implica necesariamente compartir tareas dentro de una pareja. El problema son las desigualdades en la distribución de las tareas de cuidado. Sin embargo, es algo que viene cambiando y equilibrándose.

En Francia en 1985, las mujeres exponían estar a cargo del 69% de las tareas del hogar y del 80% de las tareas de crianza. Si bien estas tasas cayeron al 64% y 71% respectivamente en 2010, todavía queda un largo camino por recorrer. Existen pruebas de cada año los varones dedican alrededor de un minuto más al día a las tareas del hogar. “A este ritmo, tendremos que esperar 60 años para una paridad estricta”, observaron las especialistas.