En los últimos años el movimiento de positividad corporal se infiltró en las redes sociales del mundo. Activistas famosas y no tanto en plena lucha por la diversidad corporal.
Cuando Ashley Graham publicó una foto de su cuerpo en Instagram (en agosto pasado) compartiendo su embarazo, la reacción de sus seguidores fue radical. Era una foto diferente a las que la súper modelo nos tiene acostumbrados. Mostraba estrías, celulitis y rollos. Enfatizando en la positividad corporal. La foto acumuló casi 1 millón y medio de likes y unos 24 mil comentarios. Muchos de los cuales incluyeron corazones, agradecimientos y halagos. La reverencia y el amor de sus seguidores fue abrumadora.
Las mujeres curvilíneas con estas características llamadas “Rubenescas”, por los voluptuosos desnudos femeninos que el pintor Peter Paul Rubens capturó con gran detalle hace cinco siglos, y que eran los ideales del momento, comenzaron a reaparecer. El pintor (cuando le preguntaban al respecto) solía decir: “Mi pasión proviene de los cielos, no de las reflexiones terrenales”. Se trate de pintar mujeres o no, hablaba de “cuerpos celestiales”. De otro mundo. De golpe, estos cuerpos comienzan ahora a sentirse más modernos y deseables.
En el lienzo actual de Instagram, modelos con curvas como Paloma Elsesser, Tara Lynn, Tess Holliday o Charli Howard, acumulan seguidores devotos. Incluso, algunas personas influyentes como Megan Jayne Crabbe (con más de 1 millón de seguidores) construyeron comunidades enteras en torno a la normalización de su forma.
En el espectáculo Savage x Fenty de Rihanna, modelos como Margie Plus, Raisa Flowers y Alva Claire desfilaron la lencería de culto de la cantante. (Una línea que incluye todos los talles). Lo que casi siempre estuvo oculto se mostró con orgullo. Es evidente que está ocurriendo un cambio cultural. Pero el cambio no fue simple ni lineal. Se trata de una evolución compleja que se sucedió a lo largo de los años. Y ahora, minuto a minuto en las redes sociales. Con activistas, hashtags y fotos sin complejos con respecto a las formas.
Hay que decir que a pesar de los trolls en los comentarios, sigue siendo una exposición visual y una nueva celebración lo que fomenta la aceptación. De la misma forma en que nuestros ojos necesitan adaptarse a las nuevas siluetas que aparecen en gráficas o pasarelas, la exposición repetida de imágenes de cuerpos más grandes, puede ayudar a romper nuestra fijación del ideal de silueta híper delgada.
Un estudio de Inglaterra, demostró que al mostrar a varios participantes más figuras con cuerpos voluptuosos que híper delgados, los primeros, se vieron de manera más favorable. Redefinir lo que consideramos hermoso o aceptable, no es tarea fácil. Es una batalla cuesta arriba.
Con el tiempo, el mandato de delgadez se fusionó con una larga tradición cultural de vigilar a los cuerpos femeninos y una obsesión por las panzas chatas. Millones de mujeres saben el momento que afrontan cuando tienen que probarse una bikini y no pueden encontrar talle.
Influencers como Gabi Gregg, alardearon sobre la “fatkini”, una bikini hecha para mujeres plus size que es furor. Sin embargo los talles grandes siguen siendo minoría en el mercado y dejan a muchas mujeres con menores opciones de compra.
Teniendo en cuenta estas historias, las imágenes de las modelos XL, activistas del movimiento de positividad corporal, ayudan a cambiar el rumbo. Pero los modelos más populares aún están por debajo del tamaño promedio y conservan un abdomen plano.
Para muchas mujeres de talle grande, este tipo de imágenes las hacen sentir aún más excluidas, incluso dentro del mundo de la aceptación de los cuerpos.
En los inicios del cambio actual impulsado en las redes sociales, el movimiento tuvo comienzos incómodos, como la mayoría de los movimientos. Gina Susanna, la defensora de la aceptación del cuerpo detrás de la popular cuenta de Instagram @nourishandeat, compartió su lucha con un trastorno alimentario grave durante años, incluida su recuperación. “Comencé a publicar lo que se sentía radicalmente liberador: fotos mías que ya no ocultaban mis partes blandas, sino que las resaltaban”, dice Susanna. “Y creé un hashtag que resonó con este paso personalmente trascendental: #embracethesquish. Antes de darme cuenta, #embracethesquish despegó “.
Pero junto con cientos de mensajes de gratitud llegaron una avalancha de comentarios que criticaban a Susanna por resaltar su “pequeño privilegio”, dejándola confundida y herida.
Ahora hay cerca de 44.000 hashtags #embracethesquish en Instagram.
La palabra squish tiene tal potencial de positividad que la modelo y autora Charli Howard, lanzó una línea de belleza con ese nombre. A cada paso de la glorificación de la delgadez, ya sea un producto de belleza, una selfie o una conversación, es una victoria para la persona que da ese paso.
Cuando vemos imágenes de cuerpos que nos repelen o nos repugnan, estas reacciones no están relacionadas con la salud o la belleza real de ninguna manera. Realmente no. Son reacciones compulsivas ligadas a historias de larga data sobre nuestros propios cuerpos. De hecho, nuestros ojos se adaptan a las nuevas formas del cuerpo, pero lleva tiempo. Y mucha más exposición que unos pocos desfiles. Eso se debe a que el tamaño del cuerpo sigue siendo una parte incorporada de nuestra identidad y nuestra cultura que es más profunda que la moda. No podemos ver diferentes tipos de cuerpo en pequeñas dosis. Nuestra dieta visual debe ser más generosa.
Es, sin dudas, expandir la diversidad física y celebrarla. Llevar lo más lejos posible el movimiento de positividad corporal. ¿Lo mejor de todo? Cuando no haya una norma perfecta, todos quedarán libres. El camino será largo y muchas personas podrán discernir. El proceso está en marcha y todos debemos formar parte.