Greta Thunberg: un ícono de la lucha contra el cambio climático

Greta Thunberg: un ícono de la lucha contra el cambio climático

Tiene 16 años y encarna a una generación que está entre el abismo y la esperanza. No tiene pelos en la lengua para decir lo que piensa. Es vegana y no viaja en avión.

27/11/2019 19:21

Como si fuera una película de acción, mientras ardía la selva amazónica durante la última semana de agosto, Greta Thunberg cruzaba el Atlántico norte a bordo de un velero de competición ecológico con destino a Nueva York. Allí tuvo lugar la Cumbre de Acción Climática de la ONU. Broche de oro de una semana de movilizaciones alrededor del mundo en reclamo por acciones contra el calentamiento. Unas cuatro millones de personas en 161 países salieron a la calle. Y António Guterres, secretario de la ONU, convocó a participantes de la cumbre a concurrir con planes concretos para reducir emisiones de gases de efecto invernadero en un 45 por ciento en los próximos diez años y a cero para 2050.

Su discurso fue ante una audiencia compuesta por presidentes –de Finlandia a Costa Rica y Pakistán–, científicos y CEOs, en vivo por streaming para todo el planeta. La activista sueca de 16 años dio a conocer que, junto a quince adolescentes, inició acciones legales contra cinco de los países más contaminantes con el argumento de que violan los derechos de la niñez. La demanda, firmada con el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, bajo tutela de la firma internacional Hausfeld, no busca compensación económica sino que Argentina, Brasil, Francia, Alemania y Turquía acepten sus errores y se comprometan a cooperar entre naciones para reducir sus emisiones. “Me robaron los sueños, me robaron la niñez, y aun así soy una privilegiada”, dijo Greta.

Esta causa no carecía de investigación formal, inversión, producción audiovisual, aval político y religioso reciente –desde el Acuerdo de París a las palabras de apoyo del papa Francisco–, ni de millones de adeptos, entre famosos millonarios y gente común. Pero sí de alguien que lograra hacerla sentir real y urgente, como ella desde el 20 de agosto de 2018, su primer día de “huelga escolar por el clima”, como decía el cartel con el que fue a sentarse sola afuera del Parlamento, en el centro de Estocolmo.

“Nuestra casa está ardiendo” y “quiero que entren en pánico”, decía hace un año en la Cumbre por el Clima de Naciones Unidas en Davos. Frases simples e inolvidables que contribuyeron a que hoy ya no se esté hablando de calentamiento global, sino de crisis climática (Argentina firmó la declaración en julio). Pero, antes de decirlo, Greta lo pensó… hasta deprimirse.

D.R.D.R.

Tenía once años y desde los ocho –cuando en la escuela le mostraron imágenes del plástico en el mar y el oso polar muriendo de hambre– no dejaba de pensar en que, en pocos años más, mucho antes de que sea una anciana, el mundo iba a ser un lugar invivible.

La fijación de la chica vegana, de largas trenzas, con el tema tiene una explicación: las personas con Asperger, una de las condiciones del espectro autista, poseen un nivel cognitivo de medio a superior respecto del promedio, con dos características: una es la capacidad de concentrar la atención y volcar toda la energía en un tema; la otra es su seriedad. Son personas que no manejan doble sentidos, chistes, mentiras ni piensan en el qué dirán (ella dice que es un superpoder). “A una niña con Asperger es difícil correrla de un interés una vez que lo definió. Por eso, que Greta haya puesto su foco en la crisis climática no es ni raro ni artificial, ni manipulado por su familia. Alguien con Asperger puede olvidarse de comer, puesto con su tema”, explicó por Twitter la periodista Andrea Gentil, madre de un adolescente con este problema.

Greta respondió a los mismos prejuicios en Facebook. “Solo soy una mensajera, y sin embargo recibo todo este odio. No estoy hablando de nada nuevo, solo repito lo que los científicos llevan décadas diciendo. Y estoy de acuerdo con ustedes. Soy demasiado joven para hacer esto”. Para entonces, ya había hablado en los grandes encuentros por el clima del primer mundo. Discursos directos, información científica, que brinda con el esfuerzo que les significa a las personas con Asperger socializar. “La gestualidad no es la de una chica ‘violenta’. Es la de una persona compenetrada con algo que le preocupa. Siente que estamos mal y que hay que solucionarlo”, sigue Gentil.

SU CAUSA NO ADMITE MEDIAS TINTAS

Su popularidad se extendió mucho más desde su llegada a Estados Unidos –en un yate piloteado por el hijo de Carolina de Mónaco, Pierre Casiraghi, y un alto competidor de regatas alemán, Boris Herrmann–, y Greta es un blanco fácil tanto para la idolatría como para la puñalada en este tema que, como ella, no admite grises: se tiene esperanza o no. A los segundos, para quienes “la cuestión del clima” es una causa perdida, les parecerá impostada, agresiva, catastrófica, manipulada o pobre niña, como se comenta estos días.

“Esto está mal. Yo no debería estar acá. Tendría que estar en la escuela del otro lado del mar”, fue otra de sus frases en Nueva York. Diez días antes hablaba en el Congreso de Washington: “No se trata de oportunidades para crear negocios verdes. Esto es una emergencia. Es la crisis más grande que ha vivido la humanidad”.