Bianca Siconolfi: capitana de Blackmamba

Bianca Siconolfi: capitana de Blackmamba

ELLE diseñadora

La marca local más hot que no para de crecer, tiene a la delantera a Bianca, su fundadora. Mente poderosa, empresaria creativa y reciente mamá.

29/11/2024 01:13

Como si fuera una banda de rock, Blackmamba (lejos de tener clientas) tiene fans que esperan la llegada de un ítem como quien espera en la fila digital de una página para sacar la entrada a un recital. Y como toda banda favorita, saben que es un tiro certero: la marca es pura potencia, no defrauda. El vínculo emocional que supo crear con su público (sí, público fiel, obvio) es algo poco conocido.

“Puede haber alguna marca nueva que esté de moda, pero Blackmamba es un poco como el primer amor. Podes ir y chaparte a otro pero siempre vas a volver”, dice Bianca, cráneo detrás de una firma que supo encontrar el punto justo de la sensualidad extrema, sin pasarse de mambo. Como si siempre estuviera por cruzar la línea pero ahí se mantuviera. En equilibrio, sabiendo que tiene clarísimo cuál es el lugar exacto.

La fuerza de cada pieza ubica a la firma en un lugar que juega con lo deportivo, lo nochero y la magia que imagina en un futuro. Bianca sabe leer qué es lo que la va a romper y lo crea.

Tan contundente es el lenguaje que maneja que logra agotar ítems en cuestión de horas.

Sin local físico y sin producir colecciones frenéticas, se mueve en el universo slow fashion y confiesa que no para de sorprenderse de lo que pasa con las prendas.

“Antes de la pandemia tuvimos un local en Paseo Alcorta que decidimos cerrar en el mejor momento. Los fines de semana había cola”, cuenta.

Es sabido que Tini, Emilia, Nicki Nicole, Catriel, e infinidad de artistas eligen Blackmamba. “No es que los vamos a buscar... el otro día vi a Belinda usando la marca y no lo podía creer”.

Disimulando su status de bomba latina, Bianca nos espera enfundada en un total black de su marca y cuenta que ama reversionar algunos íconos clásicos de otro tiempo en versión Blackmamba.

“Desde el principio la marca tuvo un ángel. Pasaban cosas que decíamos ¡wow!, no convencionales, mágicas. Siempre gustó mucho y por alguna razón siempre atrae.”

Con un pie en Buenos Aires y otro poco más que un pie en México, Bianca trabaja desde cualquier parte y disfruta a fondo el proceso creativo. El fenómeno Blackmamba estalló en México y resultó imparable: “Abrimos un local y al tercer día fue Dana Paola a comprar ropa. Fue increíble.”

Con estética brutalista y algo industrial, consecuente con su estilo, una escultura se impone en medio de percheros.

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ELLE. ¿Cómo pasó todo esto?

B. S. Empezó hace unos 11 ó 12 años. Estudié en la UP y apenas terminé mandé un CV a mi marca favorita de ropa en ese momento. Me llamaron y empecé a trabajar ahí, en Chocolate. Me acuerdo que era tan fan que iba con mi mamá al shopping y nos reventábamos en ese local. Era mi sueño trabajar ahí. Tenía cero experiencia y la dueña me contrató porque le gustó mi onda. Fue una locura, hacía de todo. Después de unos años y una linda experiencia fui a Saint Martins a estudiar, y vivir sola en Londres siendo tan chica fue increíble. Hice cursos y me especialicé en marketing. Cuando volví con un know how interesante empecé a trabajar en María Cher. Ahí estuve tres años y hacía zapatos, accesorios y carteras de cuero. Me enamoré de ese material y sentía que en argentina no estaba tan explotado para las prendas. Empecé a explorarlo cuando me fui de Cher y me uní a un amigo que tenía fábrica de cuero. Hice tops con tiras, pecheras, y la re pegamos. Así empecé con mi marca, con la intención de hacer prendas de cuero que no fueran camperas.

ELLE. ¿Y después?

B. S. Me di cuenta de que era muy buena haciendo eso. Ahí arrancó Backmamba con un showroom chico. Era todo de boca en boca, porque no había Instagram. De golpe comenzaron a caer celebridades, vestuaristas, estilistas… se fue dando y fue mágico. Creo que una de las primeras en venir fue Julieta Ortega porque le había visto una prenda a una amiga. Fueron pasitos cortos y conservadores. Era una marca de nicho, experimental.

ELLE. ¿Qué te inspiraba en ese momento?

B. S. En Londres era la época de McQueen, Vivianne Westwood, Rick Owens, y yo experimentaba. Mi primer etapa fue súper gótica, y cuando la gente me conocía no podía creer que yo fuera así, me imaginaban con pinches, tachas, y nada que ver. Tenía esa influencia del misterio que me generaba ese mundo y buceaba cosas que desconocía. Después la marca fue creciendo y abrí el local icónico de Soler y Malabia con una serpiente gigante (la que le dio el nombre a la marca) y comenzamos a hacer eventos, fiestas, algo muy típico todavía.

ELLE. ¿Cómo llegan a Paseo Alcorta?

B. S. Después del local de soler hicimos un pop up en Alcorta. En ese momento estaba con mi socia y amiga Juli. Ella era clienta mía, compraba muchísimo hasta que un día me contó que su sueño era tener una marca de ropa. Así que la invité a sumarse. Ahí nos fue genial. Así que enseguida abrimos un local en PB, era tipo una isla, con la serpiente enorme que abría la boca.

El local en México-dr
El local en México-dr

ELLE. Era un buen momento pero deciden cerrar antes de la pandemia. Visionarias...

B. S. Sí, estábamos en el pico máximo. Todas las celebridades usaban Blackmamba. Me acuerdo de una fiesta en Punta del Este en donde se me acercaban chicas para mostrarme su look y saludarme. ¡De pies a cabeza con nuestro logo! Fue re lindo. Sin embargo en Alcorta trabajábamos mucho y la inflación era tan alta que lo bien que nos iba no se reflejaba en ganancias. Sumado a que un shopping te quema la cabeza. Creo que mis amigas que trabajaban para otras marcas ganaban más que yo. Si bien el formato de la marca era hermoso, y no paraba de crecer, el ritmo económico no iba a la par. Mi socia se fue a vivir a otro lugar, así que nos separamos y decidimos cerrar. Era un momento ideal para frenar y tomar un descanso. Me acuerdo que cuando entrábamos al local de Alcorta ya no los disfrutábamos como al principio.

ELLE. Y te fuiste a pensar qué hacer.

B.S. Exacto. Me fui con mi pareja a México, decidimos pasar mi cumple allá con él y mi mejor amiga. Cuando estábamos en el paraíso llegó la pandemia. Pudimos volver y me acuerdo de la gente que me escribía por Instagram diciéndome: “no puedo creer que llegan las fiestas y que por primera vez no tendré mi look Blackmamba”. Me mandaban mensajes súper sentimentales todo el tiempo. Había algo muy emocional, no sabés la cantidad de historias con la marca que me contaban.

ELLE. ¿Y ahí comienza el regreso formato online?

B. S. Justo ese año habíamos lanzado la web y me sorprendía que de repente una chica de Misiones se compraba todo lo que salía. No podía creer cómo compraban a ciegas y confiaban en la marca.

Blackmamba fue pionera en el tema de comunicarse directamente con la gente. Les preguntábamos: “¿qué quieren que hagamos?

Así fue que un día en pandemia, aburrida, descubrí que tenía un rollo de tela y como me pedían vestidos los hice. Se vendieron todos, literalmente en dos horas.

Dije, ok, ¡qué más quieren? Y lo que me pedían se hacía y se vendía en horas, a lo sumo un par de días. El tema de los drops me pareció genial y sustentable. No tenía sobrante de ropa, no hacía colecciones. Ahí me di cuenta de que podía tener una marca online sin mil empleados y sin los problemas que trae algo que no podés controlar. Así que analicé bien todo, hice números y decidí volcarme a ese formato. Fue creciendo, se sumaron ítems, personas, más espacio, y ya hace unos cinco años que trabajo así y me encanta. Estoy feliz.

ELLE. Un sistema aceitado.

B. S. Sí, es así: cargo ítems en la web y cuando se termina uno, mido en cuánto tiempo se vendió y reponemos. Como conozco a todos los talleres y sé quién es quién, sé como trabajan, y son pocos, es todo mucho más simple. Además al vivir en México, puedo trabajar desde ahí también, o desde donde sea.

ELLE. ¿Cómo funciona en México?

B. S. Los primeros años tenía prendas en un concept store en Polanco que vendía marcas internacionales. Así mucha gente conoció la marca. Fue un gran paso. Después abrí online y me di cuenta de que si no tenía lugar físico en donde tener prendas para que la gente las toque se las pruebe, iba a ser imposible. Es diferente el mercado. Uno no compra a ciegas algo que desconoce. Así que apareció la oportunidad de esta tienda y me pareció genial. Es un lugar enorme de un diseñador en donde hay cuatro tiendas más y un café. Ahí ya empezaron a ir vestuaristas de artistas (además de Dana).

ELLE. Lo de las celebridades se dio de manera orgánica.

B. S. Sí, lo bueno de la marca es que es atractiva para los artistas en cualquier lugar. Si de repente yo voy y le digo a tal vestuarista que quiero vestir a determinado artista me dice que sí, de una.

En Argentina pasó en pandemia con Tini y después se expandió. De todas formas siempre nos buscan, nunca tuvimos que ir a ofrecer. Hasta hoy nos pasa.

ELLE. ¿Creés que Blackmamba los identifica?

No creo que un artista se sienta identificado sino que tenemos prendas que llamamos statements que son irresistibles. Esas cosas que te querés poner sí o sí. Sabés que todos te van a mirar, están pensadas para eso, para el escenario o un video clip.

Bianca en shooting 2025-dr
Bianca en shooting 2025-dr

ELLE. ¿El público es más variado de lo que parece?

B. S. Sí, de una. Uno pensaría que son solo fans de Emilia y Tini. Pero hay un público más amplio. Gente de mi edad (tengo 38) y también más grande. Tenemos gente que nos banca desde que empezamos y también nos están conociendo generaciones nuevas de Tik Tok. Son esos dos mundos, el que tiene la campera hace 10 años y se la vuelve a comprar porque no da para más y los más jóvenes. Se leer lo que buscan y además tengo un equipo de gente joven y hermosa que me ayuda. Son apasionados y aman trabajar acá. Yo trato de que sean felices. Me encanta que cuando algo nos sale bien o funciona, lo celebran.

ELLE. ¿Comprás online?

B. S. ¡Cero! Necesito tocar la tela, probarme. Acá el sistema funciona muy bien y el servicio es excelente. Si mandás un mensaje te asesoran y te responden enseguida. Te ayudan, todo es rápido y si querés cambiar la prenda también simple.

ELLE. Al estar sobreinformada respecto de las tendencias. ¿Te tentás en hacer cosas hiteras?

B. S. Trato de pensar si eso es genuino a la marca. Por ejemplo si el animal print está de moda, no lo hago solo por eso. Si siento que está en sintonía con la marca ok, lo hago pero a la manera Blackmamba. Hago mi propio snake, el color que me gusta y muestro como lo usaría yo.

ELLE. ¿Qué faltaba cuando arrancaste?

B. S. Sentía que no había ropa de noche sexy y que me gustara. O eran marcas de autor o caías en el shopping. A mi me salía bien hacer ítems hots. Si hacía un top de cuero con una falda tubo era un furor a otro nivel. Me buscaban por eso todo el tiempo. Vi que eso no estaba explotado y empecé a hacer prendas no para el boliche sino para una ocasión especial.

ELLE. ¿Te clavaste alguna vez con una colección?

B. S. Sí, en la época de Alcorta hice una colección muy dark sin serlo y no funcionó para nada. Pero iban por lo más sexy.

ELLE. El monograma es furor.

B. S. Sí, pasó que teníamos un logo super finito con dos cruces que no funcionaba y empezamos a experimentar otras tipografías. Surgió la Celebrity y pensé que en algún momento se cansarían del logo. Lejos de eso es como que dio la vuelta y se multiplicó por todas partes.

Hay cosas que funcionan porque es el momento y el lugar indicado para hacerlas. Tuve la suerte de crear algo que funcionó. Y absorbemos mucho lo que pasa del otro lado mediante las redes.

ELLE. ¿Cómo te llevas con el consumo?

B. S. Uso Blackmamba y estoy en una época en la que compro poco pero bueno y duradero. Consumismo cero. Cuando descifras el sistema te das cuenta de que lo que funciona siempre son los clásicos que tienen que ver con tu estilo.

ELLE. Además de producir pequeñas cantidades, ¿seguís de cerca los procesos?

B. S. Cuido todo. Quiénes producen, como se manejan con los deshechos y las condiciones en que trabajan.

ELLE. ¿Última experimentación?

B. S. Una amiga me compró unos cinco tapados de cuero usados afuera, los desarmé todos con una modista y creamos una prenda que se puede usar como cartera o top. Dimos nueva vida a un descarte, inventando un ítem que se puede usar de diferentes maneras.

ELLE. Y obvio fue un éxito.

B. S. ¡Sí! Es una fase experimental pero el testeo fue una locura. Es algo 100 % único y me parece súper divertido. Los que hicimos ya se vendieron.

ELLE. ¿Planes?

B. S. Le tengo ganas a Madrid pero estoy focalizada en Latinoamérica: Uruguay, Paraguay, lo que tengo cerca es lo que puedo manejar. Pero si quiero abrir en un lugar primero tengo que conocer bien el mercado, vivir ahí, explorarlo, entenderlo y saber cómo funciona. Así lo hice en México. No es fácil, desde la humildad y el respeto hay que hacerse un lugar. Estoy enfocada en crecer. Este formato de negocio me encanta y lo disfruto mucho. Estoy más tranquila, no me altero si hay algún problema, todo fluye y no tengo apuro.