Toribia Choque: creaciones responsables

Su camino parecería ser el típico de quienes diseñan: comenzó haciendo ropa de muñecas con su abuela a los 6 años, a los 12 hizo su primer curso de corte y confección y luego ingresó a la universidad a estudiar Artes Visuales en donde se especializó en escenografía y vestuario. Su pasión la llevó a continuar formándose como sastre, actualmente con Antonio Murruni, uno de los mejores del país, de quien aprendió los secretos del oficio.

ELLE ¿CÓMO NACE EL AMOR POR LOS ZAPATOS?

L.R. Empecé estudiando en la Argentina y terminé en Arsutoria School, una escuela especializada en Milán. Entre mis docentes tuve a modelistas de Bally, Chanel, Versace y Berluti. Entre mis compañeros tenía a los herederos de las fábricas de Gucci y Stewart Weitzman, y como parte de la cursada nos llevaban a las fábricas de Manolo Blahnik, Leu Locati, Giosa Milano, entre otras. Vivir allá fue estimulante pero también una decisión alocada. Un profesor me había dicho que para ser la mejor tenía que estudiar ahí. El problema era que por el prestigio del lugar, la cuota era altísima y al ser educación de tiempo completo, no me era posible trabajar a la vez, por lo que tuve que ahorrar todo junto antes de irme. Juntar la plata me llevó tres año en los que trabajé doce horas por día. Me acuerdo el día que me di cuenta de que lo había logrado, fue impactante. Hoy a la distancia me doy ternura. No tenía la plata suficiente como para mantener ese estilo d vida. Así que alquilé un cuarto en las afueras de la ciudad e iba en bici (aunque lloviera a cántaros) porque no me alcanzaba para otro transporte. Le saqué muchísimo provecho a la adversidad.

ELLE ¿DE QUÉ FORMA CUIDAN EL PLANETA?

L.R. Nací en la montaña, en Tilcara, éramos pocos habitantes. Cuando salía siempre contemplaba la naturaleza. Por lo que tenemos como ley no comprar a curtiembres que tengan denuncias por contaminación. Nuestros zapatos están hechos 100% en cuero y a mano. Si los enterrás desaparecen en un período de entre 25 a 40 años, los cordones son de algodón. Estamos dentro de la filosofía slow fashion, y te pueden durar toda la vida. En cambio, un zapato de plástico

tarda hasta 500 años en degradarse y dura una temporada.

ELLE ¿QUÉ DÉCADAS TE INSPIRAN?

L.R. Ahora estoy fan de la época victoriana.

ELLE ¿CUÁL ES EL SECRETO PARA DIFERENCIARSE?

L.R. Cuando estudiaba arte estaba obsesionada con ser original, me volvía loca la idea de no repetir lo que había visto. Afortunadamente un día, en una muestra de arte, Iglesias Brickles me dijo: “Para ser original solo tenés que ser vos misma, no existen dos personas iguales”. Hoy simplemente juego, voy haciendo lo que me gusta sin pensar si se va a vender o no.

ELLE ¿CÓMO PENSÁS UN ZAPATO?

L.R. Entré al mundo del calzado por casualidad. A los 24 años cuando daba clases de arte en mi taller conocí a un chico que era fabricante y me ofreció asociarnos. Mi tesis de grado la hice sobre el modo que tengo de abordar el calzado: no lo pienso como un objeto de moda, sino como un objeto-arte. Más que zapatos, son el soporte material de mi producción artística.

ELLE ¿POR QUÉ TORIBIA?

L.R. Mi abuela fue una figura importante en mi vida, me incentivó para que nunca deje de estudiar y superarme. Siempre me hablaba de Toribia, su mamá. Me pareció hermoso homenajearla.

ELLE ¿CÓMO ES LA VENTA?

L.R. Por redes sociales y en persona en nuestro salón de ventas privado.

ELLE ¿TRABAJAN POR COLECCIÓN?

L.R. Trabajo como con cualquier cuerpo de obra. Suelo tener un tema y armo una serie que voy sumando a trabajos anteriores. Tenemos más de ciento sesenta variantes y unos sesenta diseños. El desafío actual es ir sumando cuatro diseños nuevos por mes.

PALETA FAVORITA.

"Depende del momento en el que esté, pero ahora estoy muy copada con los tonos pastel”.