Dejé de comprar ropa barata y esto fue lo que pasó

Dejé de comprar ropa barata y esto fue lo que pasó

Lecciones de estilo que aprendí de mi experiencia.  

14/05/2019 12:06

Hace trece años que soy vegetariana. No uso plásticos no reciclados e intento comprar comida orgánica. Entonces, ¿por qué nunca pude dejar de consumir moda rápida? Me hago esta pregunta muy seguido. Este año cumplí 30 y sentí un impulso para asumir los valores que me parecen importantes en mi vida. Dejar de comprar como método de terapia es algo que me costaba mucho. No soy una adicta a las tendencias, pero nada me hace sentir más segura que estrenar ropa nueva. 

Me prometí abandonar estas gratificaciones instantáneas y me desafié a dejar de comprar ropa descartable y buscar alternativas que no contaminen el ambiente ni tengan por detrás trabajo esclavo. Después de todo, se estima que la industria de la moda aporta casi mil millones de toneladas de emisiones de carbono por año. 

EMPECÉ A INVERTIR EN PIEZAS CLÁSICAS

¿Outfits que voy a usar una sola vez? Basta. ¿Piezas baratas y de tendencia que van a pasar de moda mañana? Se terminó. Ahora, solo busco prendas clásicas que podré reparar y mantener o vender algún día. “Hay que invertir en piezas de calidad, porque están hechas para durar”, dice Fanny Moizant, cofundadora de Vestiaire Collective. “Son de materiales nobles y tienen mejores terminaciones. Esto significa que la vida útil del producto es mucho más larga. Si sabés elegir, vas a poder venderlas más tarde y recuperar un monto significativo del costo original, además de que otra persona podrá disfrutar de una prenda que estaba buscando hace tiempo. Poner en circulación la ropa lo más que se pueda limita el desperdicio, y es lo que hay que hacer ahora. Es ganancia para todas las partes, y también para el planeta”. 

Con este nuevo propósito, busqué en el catálogo de Vestiaire Collective, que tiene piezas de diseño usadas, reparadas y autenticadas por expertos. Al invertir en una cartera de APC y unas gafas de Person, me siento bien sabiendo que las voy a usar muchos años. Y considerando que el mercado del vintage no ha parado de crecer en los últimos cinco años, no estoy sola en esta recapacitación sobre las consecuencias de las elecciones de consumo. 

ME ENTREGUÉ A LA MODA CIRCULAR

Soy una persona bastante responsable cuando hago limpieza de guardarropas: dono todo lo que esté en buenas condiciones y reciclo lo que esté hecho de materiales biodegradables para que puedan ser reutilizados. Pero también tengo una pila de prendas ahí durmiendo en el fondo del placard (perdón, Marie Kondo). Y si bien la donación, las ferias de intercambio y el reciclado textil son formas populares de practicar la moda circular, hace falta que más gente se sume a la tendencia de comprar y vender ropa usada en perfecto estado. 

EMPECÉ A COMPRAR MENOS Y MEJOR

Los hábitos de consumo están cambiando: según firmas como Mintel, los consumidores tienden a comprar un ítem de ropa cada dos meses, cuando antes lo hacían una vez por mes. Así que decidí hacer lo mismo. 

En vez de navegar sin rumbo por sitios de moda cuando estoy aburrida, me prohibí comprar y solo me permití invertir en piezas que realmente necesitara. El consumo consciente no significa que no podés estrenarte algo nuevo nunca. En cambio, sí supone maximizar la vida útil de las prendas y reusar, vender o reciclar todo lo que tenemos.