Piel
Playa, sierra, montaña o la ciudad... Las distintas condiciones climáticas que hacen que el cutis reacciones ante ellas de manera diferente. La relación clima-piel es determinante para saber cómo cuidarla.
Viento, sol, frío, humedad, calor: son tantos los factores a los que estamos expuestas en nuestro país que podemos equivocarnos. La dermocosmiatra Natalia Achitte -capacitadora profesional de Lidherma-, explica cómo impactan y qué hacer para proteger la piel. “Lo primero es hacer una consulta con un profesional, quien tendrá en cuenta el color y tipo de piel. Se sabe que en la piel clara el efecto del sol se manifiesta más rápido; sin embargo, las oscuras también sufren daños. El tipo de piel puede ser normal, grasa, mixta o seca. Con un diagnóstico correcto vas a saber en profundidad cuál es tu tipo y sus características para que la cuides y adaptes a tu tratamiento”, dice
Una forma rápida de darnos cuenta qué necesita nuestra piel, en diferentes ambientes climáticos, es reconocer las luces de alerta. En el clima cálido y húmedo la primera luz roja que se enciende es la del incremento de la oleosidad, la sensibilidad e irritación. Este clima, característico de Misiones y otros sitios del Litoral, provoca una activación de las glándulas sebáceas y aumenta la producción de sudor, lo que puede causar irritación en la piel y hacerla más sensible al sol y a la aparición de imperfecciones. En contrapartida, la higiene profunda, que elimine restos de oleosidad e impurezas, y la hidratación, con productos de texturas suaves que aporten agua, darán la luz verde a una piel sana. Tener siempre a mano una loción para refrescarte en cualquier momento y lugar te va a ayudar a mantener la hidratación. No olvides elegir el protector solar que por textura se adapte mejor a tu piel, puede ser una emulsión liviana o fórmulas que evitan la sensación de oleosidad.
En ambientes secos, la luz roja de nuestro semáforo climático se da por la sequedad extrema, la aspereza y pérdida de elasticidad. Es que, con menor humedad ambiente, más vientos y marcadas amplitudes térmicas, en regiones como la de Cuyo y algunas zonas de la Patagonia, la piel se deshidrata y se refleja en la aparición de arrugas y líneas de expresión, y puede provocar irritación. ¿Y la luz verde? Nos la dará limpiar el rostro cuidando el equilibrio de la microbiota y la hidratación profunda. Para el primer paso los productos que contienen prebióticos, que hidratan y equilibran la flora microbiana de la piel son los indicados. Para humectar e hidratar, son ideales los productos que ayuden a retener agua y que aporten lípidos para equilibrar la piel. Tampoco te olvides de llevar una loción para reforzar la hidratación y utilizar un protector solar más emoliente que, además, contenga activos nutritivos como el Aceite de Argán.
El peligro es la la brisa, porque impide percibir el exceso de calor y que además carga el aire de sedimentos. Las buenas prácticas que podemos seguir para contrarrestar esto son: elegir productos suaves e hidratantes para la limpieza y para hidratar utilizar antioxidantes que reparen y contrarresten los efectos del sol. Indispensable aplicar el protector solar que mejor se adapte a tu piel por su textura y protección.
Llegamos a la ciudad y su gran luz roja es, sin dudas, la polución, una condición que afecta a la mayoría de las grandes urbes. Las partículas que están en el aire se acumulan en nuestra piel y obturan los poros. Semáforo verde en la ciudad: productos detox, que liberen la piel de estos contaminantes.
Sin importar el lugar que visites o el clima al que te expongas, no está de más recordarte que el sol, si bien nos llena de energía y nos da vida, es el factor que más compromete la salud de nuestra piel. Se recomienda que la exposición diaria sea de 10 a 15 minutos en franjas horarias donde la radiación es baja (de 8 a 10 o de 17 a 19). Esto es sumamente beneficioso porque nos ayuda a fabricar vitamina D. Como vimos, los factores climáticos afectan a tu piel, por eso es importante conocerlos para lograr una rutina efectiva, así como también es necesario cambiar las texturas y beneficios de los productos cosméticos cuando viajamos a lugares donde el clima es diferente al cual estamos acostumbrados.
Asesoramiento: Natalia Achitte (Técnica en Dermatocosmiatría y Esteticista Corporal, Capacitadora Profesional de Lidherma).