No sólo nos referimos a mostrarlas, sino también a sentir las piernas tan livianas como si flotaran con el viento. Y por eso te presentamos un plan integral de 4 pasos –que va desde gestos simples y cotidianos hasta los tratamientos más complejos–, para ayudar a mejorar los distintos grados de insuficiencia venosa y sus manifestaciones.
El verano es la estación clave para lucir las piernas, pero también la que más conspira en el aumento de problemas circulatorios. El calor juega en contra. Una de cada diez personas padece de hormigueo, sensación de pesadez o hinchazón en esta época del año. Las estadísticas muestran que este cuadro se presenta tres veces más en las mujeres que en los varones y, como si fuera poco, vinculado a várices y arañitas. Los motivos son múltiples: la herencia, los temas hormonales (por eso el problema se incrementa durante el embarazo), la alimentación y la mala postura… Sin embargo, dentro de este gran “combo” , se puede afirmar que la causa más importante es la insuficiencia venosa. El 70% de las mujeres padece de problemas circulatorios. Es que a la fragilidad capilar (generalmente relacionada con la genética) se le suma el estilo de vida sedentario que empeora las cosas. La solución, entonces, consiste en reactivar el retorno venoso y evitar que el líquido que circula en nuestro organismo –compuesto de un 60% de agua– se estanque en la parte inferior del cuerpo al estar sometido a la gravedad y a la alta permeabilidad de los capilares. La idea es que el sistema linfático reabsorba el fluido intersticial que sale de nuestras venas, para así no “hincharnos”. Cualquiera que sea la gravedad de la situación –desde piernas cansadas hasta edemas o flebitis–, es bueno jugar en varios frentes. Por eso te proponemos distintas estrategias –que van desde rutinas sencillas hasta tratamientos de última generación– para aliviar causas y síntomas.
1 – CUIDAR LA RUTINA DIARIA. Tips y conductas cotidianas muy básicas, que no demandan mucho tiempo y producen efectos sumamente beneficiosos.
Evitar el sedentarismo. Por cada hora que pasamos sentadas, en inercia o en reposo, hay que levantarse y moverse 10 minutos (bailar tres temas, por ejemplo). Mantenerse en peso en también fundamental, las oscilaciones no deberían ser superiores a 5 kg.
Tonificar músculos abdominales. Sí, aunque resulte extraño, porque cuando el abdomen está tonificado hay mejor circulación de retorno. Una panza laxa, acentuada por una mala postura, no cumple su rol de “mantenimiento” del sistema venoso.
Luchar contra la constipación. Igual que en el punto anterior, una mala digestión también bloquea el retorno venoso.
Vestir ropa cómoda. Para evitar que interrumpa la circulación de los miembros inferiores.
Elegir un buen calzado. La buena noticia es que no estamos condenadas a tacos de menos de 3 cm porque la bomba venosa se activará al caminar de manera variable dependiendo de la forma del arco del pie. Cada persona tiene su “altura de confort”.
Dormir con las patas de la cama elevadas. Para tener los pies por encima de la línea media del tronco.
Hacer crioterapia casera. En caso de golpe de calor, colocarse vendas frías (humedecidas con una mezcla de agua helada y gel criógeno) por 20 minutos. Vale también aplicar geles fríos o cremas para masaje, que debe realizarse en forma persistente envolvente y ascendente (de la rodilla hacia los glúteos). Los productos más eficaces suelen tener componentes activos como centella asiática, hedera helix, ginkgo biloba, carnitina y cafeína, además de venotónicos y vasoconstrictores.
Tomar baños de pies. Para reactivar la circulación de retorno y eliminar las toxinas que se acumulan en la parte baja de las piernas. Cada noche, sumergir los pies en un recipiente con de agua bien caliente por 20 minutos, incluso en verano.
2 – HACER DEPORTE REGULARMENTE. El tono muscular repercute sobre el venoso (el 80% de las venas de las piernas están situadas en el interior de los músculos).
3 – REPLANTEARSE LA ALIMENTACION. Sin ir al extremo de seguir dietas estrictas, el fundamento básico consiste en consumir alimentos frescos e hidratarse mucho.
4 – HACER TRATAMIENTOS DE GABINETE (NO IMPORTA QUE SEAN CLÁSICOS O DE ÚLTIMA GENERACIÓN). Además del placer y alivio que produce, un buen masaje verdaderamente hace la diferencia. Por ejemplo, l drenaje linfático manual es una de las técnicas más antiguas y también de las más eficaces para solucionar problemas de circulación y retención porque sigue la dirección de la circulación linfática y dirige el exceso de líquido presente entre las células (edema) para su drenaje final.