Limpieza facial
¿Sabías que es hora de cambiar tu desmaquillador común por una versión más cremosa o grasa? Te contamos por qué.
La limpieza facial es fundamental siempre, pero mucho más cuando se usa protector solar. De hecho, un simple enjuague en la ducha no es suficiente. Un estudio publicado en enero de 2020 en el “Journal of Cosmetic Dermatology” lo confirma: el protector solar debe eliminarse utilizando un producto específico para el rostro, preferiblemente graso. Cuando la protección UV es resistente al agua, el aceite es el más efectivo. Este último también provoca menos irritación y sensación de sequedad que los productos convencionales.
Lo cierto es que hay que quitar el protector solar, formulado para formar una película adherente sobre la piel, con algo que no sea agua. La eficacia también depende de cómo realice la limpieza. Y, sobre el tema, las escuelas divergen. ¿Una limpieza o dos? “Lo que se llama doble limpieza, es decir, realizar una primera limpieza con un producto graso, a la que sigue una segunda con un gel espumante, no es una ley absoluta, pero te permite asegurarte de que hemos eliminado la mayor cantidad de impurezas como sea posible", comenta Annalisa Branca (@skinperspective).
Este es un paso importante porque estas partículas pueden causar inflamación. Esto puede agravar la sensibilidad o el acné, por ejemplo. Sea como fuere, la operación debe ser delicada: los cepillos limpiadores -lanzados con gran estrépito hace unos años- se han esfumado. Ahora se recomienda manejarlos con moderación, o incluso evitarlos. Un estudio realizado en junio de 2020 en China (publicado en “Archives of Dermatological Research”) relacionó el uso excesivo de cepillos (cuatro veces por semana) con la aparición de rosácea en determinados sujetos. En definitiva, la era es la limpieza sin complementos, y las texturas envolventes.
Aplicar un producto rico puede parecer contradictorio en verano, pero las fórmulas que incorporan aceites vegetales son tus aliadas, sobre todo si utilizas un limpiador habitual. “Veo una clara diferencia entre las mujeres que llevan mucho tiempo usando agua micelar y las que no. Las primeras suelen tener la piel más seca y se sonrojan muy rápido: sus cutis se han vuelto hiperreactivos”, dice la facialista Delphine Langlois.“La piel con imperfecciones, por el contrario, debe tratarse como una piel sensible”, dice Marianne Brass, cofundadora de la marca Oryza Lab. La prioridad es no alterar la película hidrolipídica y no atacarlos. Como el aceite limpiador debe aclararse, esta es precisamente la etapa durante la cual la piel propensa al acné puede tener una textura más rica. Ofrece como único limpiador un aceite compatible con todo tipo de pieles, en el que desliza un poco de aceite de avellana, que regula el sebo.
En otras palabras: olvídate de los reflejos astringentes. “Las mezclas de aceites disponibles en el mercado no están contraindicadas para pieles con imperfecciones, agrega Annalisa Branca. De hecho, el hecho de mezclar varios ingredientes reduce el riesgo de obtener una fórmula comedogénica. Al utilizar un aceite puro, coco por ejemplo, por el contrario, se incrementa el riesgo de causar granitos".
El secreto de estos elixires vegetales suele ser el aceite de girasol, que compensa su falta de glamour con sus múltiples ventajas: es económico, ligero, a veces de producción local y no muy perfumado. A menudo se encuentra en la parte superior de las fórmulas, mezclado con cantidades más pequeñas de aceite de almendra, pistacho, hueso de albaricoque, argán, oliva, coco, aguacate o higo chumbo. La de girasol aporta menos ácidos grasos y vitaminas a la piel, pero capta perfectamente las impurezas.
Una vez que te sumerjas en estas texturas cremosas, es difícil salir: transforman la tarea del final de la noche en un verdadero momento de placer. “Pocas mujeres tienen tiempo para automasajearse a diario, lamenta Delphine Langlois, pero usar una textura más rica y untuosa puede ser el primer paso hacia el tacto. Los bálsamos, en particular, permiten varios gestos: se aplican en seco y se realizan movimientos lentos y profundos, para relajar las tensiones del día. Cuando la textura se licua, ppdés pasar a acciones más rápidas y tónicas, para aflojar.