Es verano, la piel transpira y las fragancias parecen evaporarse por completo en minutos. Aquí, algunos consejos para lograr una mayor permanencia.
Un buen consejo antes de aplicarse una fragancia es colocar alguna crema en la zona que vamos a perfumar. Incluso es mejor si utilizamos alguna de la misma línea. Si no tenemos en casa y no queremos mezclar aromas, en vez de crema se puede aplicar vaselina y lograr el mismo efecto. En cuanto a las notas, en los meses de calor lo ideal es dejar de lados las más dulces y envolventes y optar por aquellas que transmitan sensación de frescura.
El lugar perfecto es allí donde hay mayor flujo sanguíneo. Detrás de las orejas, los dobleces de codos y rodillas y las muñecas, por ejemplo, son buenas alternativas. Luego, podemos rociar la ropa y el cabello, aun sabiendo que se evaporará rápidamente. Una advertencia: ¡no es necesario bañarse en perfume! Unos minutos después de colocarlo se vuelve casi imperceptible para nuestro olfato, ¡pero no para el de los demás!
Es un acto espontáneo que la mayoría repite inconscientemente. Sin embargo, es el principal error que cometemos si queremos que los aromas perduren porque rompe la estructura de la fragancia.
Así como todos los cosméticos, también tienen una vida útil. Bien conservados duran alrededor de tres años. Eso no significa que no podamos seguir usándolos, sino que sus componentes se alteran y ya no huele como lo hacía originalmente. Para asegurarnos su debida preservación, no hay que guardarlos en lugares húmedos ni exponerlos a la luz solar. El armario es un buen espacio.
Si lo hacemos con el maquillaje, ¿por qué no con nuestra fragancia favorita? Los envases de 30ml y las tallas son ideales para llevarlos en la cartera o en el neceser entre el make-up básico y salvador.