Conocemos la frase de memoria: “Nunca te vayas a dormir sin sacarte el maquillaje”. Acá, la respuesta a lo que pasa verdaderamente si nos olvidamos de la limpieza.
Sacarse el maquillaje es una de las partes más importantes de la rutina de belleza. Sin embargo, durante un viaje largo, una noche que nos quedamos hasta tarde o incluso si nos olvidamos de comprar el producto que usamos, hay ocasiones en que lo pasamos por alto. Si sucede de vez en cuando, no hay de qué preocuparse, pero si se vuelve algo recurrente, tiene impacto directo sobre nuestra epidermis: por ejemplo, el acné o las infecciones pueden instalarse y volverse problemáticos.
La base, enemiga número 1
Si nos vamos a dormir con la base puesta, la suciedad depositada sobre la epidermis actúa como una máscara asfixiante, una pequeña bomba de tiempo que favorece la aparición de arrugas. ¿La razón? La piel tiene mecanismos diurnos y nocturnos muy diferentes. Si bien durante el día forma una barrera contra las agresiones, cosa que le permite tolerar bien una base de maquillaje, durante la noche las células se regeneran. Si la cara no está bien limpia, las células muertas acumuladas durante la jornada quedan encerradas en la base, que impiden el proceso de regeneración. A falta de oxígeno, la piel se vuelve un terreno propicio para la proliferación de bacterias nocivas. Los resultados: los poros se dilatan y se obstruyen, el colágeno se degrada, las arrugas se instalan más fácilmente y pueden aparecer granitos.
Intensificadas por la máscara, las pestañas lucen espectaculares de día. Pero dejársela puesta a la noche es asumir un riesgo más grande de lo que parece. Atrapadas en el producto, las pestañas no reciben los beneficios del sebo natural que se deposita para revitalizarlas y nutrirlas durante el sueño. El resultado: la fibra se reseca y las pestañas se caen más rápidamente. En los casos más extremos, los residuos de las máscaras pueden alojarse en el párpado y causar irritación de la córnea, conjuntivitis o infecciones severas.
El lápiz de labios, un opositor insidioso
Si la base de maquillaje revive el rostro, el rouge viste los labios y parece inofensivo. Pero el aire que inspiramos y expiramos durante toda la noche reseca las mucosas que no están desmaquilladas. El resultado: labios que estaban tersos y pulposos amanecen llenos de grietas.
Qué hacer si no podemos desmaquillarnos
Si sabemos que no vamos a poder limpiarnos la cara, lo mejor es optar por una máscara con una fórmula suave y testada en ojos sensibles. Además, podemos agregar un primer para proteger las pestañas contra la deshidratación. Con respecto a la base de maquillaje y el lápiz de labios, elegir formulaciones amigables con la piel y aprobadas para las más sensibles. Hidratar correctamente la piel y los labios antes de aplicar el maquillaje también es una buena idea.
Vía Elle.fr