En Jujuy, un estudio de arquitectos la revitaliza en una construcción con muchas premisas donde el trabajo el equipo logró resultados asombrosos.
Gerardo Busignani soñó el estudio con su mujer y socia, la diseñadora de interiores Luciana Jenefes, y hace dos años sumó al arquitecto Germán Jiménez. Estudio Tablón nació en Jujuy bajo dos premisas inquebrantables: el propietario no permitía tocar la fachada existente de estilo neoclásico. Solo dejaba construir en el retiro verde del frente y en la parte superior. La otra condición la impuso el propio diseño en base a un requerimiento constructivo, ya que Gerardo es amante de la chapa, un material noble, duradero, de poco mantenimiento y de gran ductilidad. “En mi provincia existen grandes predios de almacenamiento de ese material en desuso que contamina de manera visual y efectiva el ecosistema. Entonces decidí darle una nueva oportunidad y reciclarla en mis obras incorporándola en distintas formas”.
La historia cuenta que como la fachada era intocable, la estrategia fue dejarla original pero escondida dentro de un módulo moderno y vidriado que avanzara sobre el frente. El proyecto del estudio no solo pretendía una arquitectura novedosa desde la materialidad y la morfología, sino desde lo conceptual. Por ello se formó un equipo interdisciplinario de diseñadores gráficos, industriales, técnicos, arquitectos y diseñadores de interiores que debían convivir en un ámbito de trabajo amigable y cómodo. De ahí que el modus operandi sea como el de una obra en construcción, donde suele improvisarse una gran superficie para desplegar los planos e interactuar. Finalmente, el diseño de la planta baja se inspiró en esas mesas de trabajo y así el estudio adoptó el nombre de Tablón. La astucia de las ideas y los recursos al servicio del diseño.
Por cuestiones estructurales se incorporaron materiales livianos. La chapa en todas sus expresiones en módulos contemporáneos con recursos gráficos fue un desafío, ya que la casa original y su fachada no podían tocarse. A la izquierda: rememorando las antiguas puertas con ojo de buey, se accede al roof top del estudio. Lugar de encuentro con amigos y clientes, donde se comparten picadas respirando la brisa norteña y mirando los cerros jujeños.
Las oficinas de cada socio se encuentran en la planta alta y están unificadas visualmente por una pared de chapa blanca con una gráfica extra large. En el hall distribuidor se lee “coincidir” palabra que se convirtió en leitmotiv del estudio cuando Gerardo Busignani decidió sumar como socio a Germán Jiménez.
La estética tipo fabril con lámparas antiguas, tuneadas y recuperadas. Caballetes de obra como patas del tablero de trabajo conviven con sillas Eomes.