El Cortijo
En el Alto Valle Calchaquí, una restauración transformó una finca centenaria en el hotel boutique El Cortijo, una propuesta que preserva el patrimonio histórico y practica una gestión respetuosa con el medio ambiente.
Con la consigna de no perder la identidad de esta finca de 1700, la serie de remodelaciones que atravesó El Cortijo Hotel Boutique -ubicado en Cachi, provincia de Salta-, buscó rescatar sus materiales originales. La carpintería, los herrajes, los dinteles, los pisos de piedra y hasta algunos muros fueron recuperados para conservar su esencia. En su restaurante, por ejemplo, se destaca el techo con corvos de madera maciza de donde cuelgan cinco arañas de cristal francés.
En los 1200 m2 que ocupa el hotel se aprecia la colección de arte del propietario, Gustavo Bergesi. “En todos los sectores hay obras; por ejemplo, tapices que se hicieron a pedido, piezas de artistas tucumanos y salteños mezcladas con antigüedades y a su vez con elementos modernos que lo hacen más ecléctico”, explica Omar Farhat, diseñador del estudio Interior Design a cargo de la remodelación, ampliación, puesta en valor e interiorismo
Este vínculo con la comunidad artística y su respeto por el patrimonio cultural se complementa con una gestión sustentable que le valió la certificación “Hoteles Más Verdes”. La tranquilidad del lugar invita a compartir buenos momentos y, sin dudas, el corazón del hotel es la galería que conecta el patio y la piscina: “Tiene un clima especial. Colocamos luces en el piso que iluminan las columnas y las cortinas; la decoración es muy sutil, escenográfica en algún punto”, comenta Farhat.
El jardín es un remanso natural creado por la paisajista Vero Saguier: “Quise lograr una plantación de poco requerimiento de agua, pero con muchas flores; algo que no fuera formal, más bien silvestre, como una pradera”, describe. Así, alrededor de la piscina se combinan aromáticas, malvas, alcauciles, hinojos, centranthus y echináceas, que a lo largo del año brindan variados acentos ornamentales