La mujer que ilumina todas las pasarelas charló con ELLE sobre su familia, sus sueños, sus momentos difíciles. Y cómo hace para brillar así.
Uno se siente tentado de decir que Bella Hadid eclipsa, estos últimos meses, a todas las de su especie: a los 22 años, la nueva imagen del maquillaje de Dior, tiene un aura magnética irresistible. ¿La prueba? Los 25 millones de usuarios que siguen, con avidez, sus aventuras por Instagram. Sus apariciones ultra comentadas sobre la alfombra roja. Los desfiles y fiestas donde, siempre, brilla con un poco más de intensidad que las otras.
Se debe reconocer que su plasticidad hace temblar. Que su cara casi extraterrestre –pómulos altos, labios carnosos, ojos almendrados y tez resplandeciente– se confunden perfectamente con la luz. Tiene un sentido sagrado del estilo, se atreve a combinar prendas XXL con polleras liliputienses, joggins con stilettos, tops cortos con polleras midi y cap de béisbol con chaquetas chic…
Además, lleva a la perfección las ropas Fenty de su amiga Rihanna: lo cool está en ella. No falla. Pero más allá de todo, Bella Hadid cuenta una historia americana que hace fantasear: aquella del sueño de integración y de éxito, de dinero y de trabajo obstinado. Valores que ella comparte con su hermana mayor, Gigi –también reina de las pasarelas–, que heredaron de sus padres, Yolanda y Mohamed, hoy separados.
Su madre, bella, rubia, escultural, abandonó su Holanda natal a los 15 años y se convirtió primero
en modelo y luego en estrella de reality-show. Su padre, carismático y brillante, llegó de Palestina
cuando era joven e hizo fortuna en el negocio inmobiliario en California. Cuando nos encontramos
con Bella Hadid en Cannes, ella se preparaba para visitar a su padre, de paso por la Croisette. Después de una sesión de fotos de belleza, nos contó algunas confidencias. Son las de una mujer joven y de hoy, que sobre todo recuerda de dónde viene.
BELLA HADID Tengo la suerte de parecerme a mis padres que son muy bellos. La boca viene del lado materno, mi abuela la tenía igual. De hecho cuando miro mis labios pienso siempre en ella.
B.H. Soy adicta al Addict Lip Maximizer, que les da volumen a los labios. Me gustan los neutros. Adoro también el Dior Addict Lip Glow, que se utiliza sobre la boca, los pómulos o los ojos: funciona para todo.
B.H. Si me maquillo los ojos mantengo la boca pálida. Si privilegio ésta, trato de no recargar los ojos. A la mañana, corrector, máscara y un poco de contouring.
B.H. Escucho sus sugerencias, sobre todo en ética del trabajo. Ellos son partidarios de empezar desde la nada y construir imperios. Para mí lo más potente que alguien puede poseer es ese sentido del trabajo.
Make-up: Mary Phillips para Dior. Pelo: Jen Adkin. Manos: Betina Goldstein para Dior.
B.H. Todas las mañanas yo pienso en ellos y me digo que tal vez les cueste superar tantos obstáculos para que yo me vaya de fiesta todas las noches. Tengo un papel importante que jugar en eso. Y quiero mostrar a mi hermano menor, Anwar, que es necesario trabajar muy duro.
ELLE DIJISTE QUE TU MADRE ES PARA VOS UNA FUENTE DE INSPIRACIÓN…
B.H. Sí. Es la mujer más fuerte que conocí. Ha atravesado infinidad de momentos difíciles. Nos quedamos los tres solos con ella y ha respondido de manera genial. Es extraordinaria, no solo por su
belleza, sino también por la manera que ha envejecido durante estos últimos años.
ELLE ¿CUÁL ES PARA VOS UN DÍA PERFECTO?
B.H. Diría que es cuando me levanto temprano (risas).
ELLE ¿SOS DE LAS QUE SE DESPIERTAN RÁPIDO O UNA GRAN DORMILONA?
B.H. Estos últimos tiempos me gusta dormir más, tengo un sueño difícil. Tomo un somnífero para pasar una buena noche. Todo se debe al ritmo de trabajo. Ahora me estoy levantando a las 8 y media, salgo a trabajar, regreso a casa y duermo…Un poquito, como todo el mundo.
B.H. Quizás, pero también atravieso momentos difíciles (sufre Lyme) pero la vida es bella. No tengo motivos para quejarme. Y si estoy triste, barro mis malos pensamientos porque no existe razón para tenerlos, ya sabés…