Daniel Guebel: “El Japón medieval es tentador”

Daniel Guebel: “El Japón medieval es tentador”

Las novelas del reconocido autor son impredecibles. Premiado por El absoluto y El hijo judío, vuelve con Un crimen japonés. Una historia en la que hace foco en el relato policial, en el siglo XIV, inspirada –en la ficción– en la tragedia de Hamlet.

28/04/2021 15:14

Es escritor, dramaturgo y periodista. Daniel Guebel lleva publicadas más de veinte novelas, cuentos y obras de teatro. En su nuevo libro, Yutaka Tanaka, señor feudal de la provincia de Sagami, debe vengar la muerte de su padre, asesinado por una banda de samuráis enmascarados. La investigación del crimen lo arroja a los campos de batalla, las intrigas cortesanas y sus traiciones. Como un príncipe Hamlet perdido en un país que no llega a comprender, enfrentará la fascinación de los autómatas, las maniobras sentimentales de dama la Ashikaga y los secretos del sokushinbutsu.

NINGUNA DE TUS OBRAS SE PARECE A OTRA. ¿CÓMO SURGIÓ LA IDEA DE ESTE LIBRO?
Una novela no es la realización de una idea sino un condensado de tensiones, excitaciones y aproximaciones. De deseos de imitación y superación. Hay textos que preceden a Un crimen japonés. Un cuento de Osvaldo Lamborghini, La causa justa, en el que Tokuro, campeón de karate no comprende el funcionamiento de la Argentina, trata de imponer el respeto a la ley (a la palabra dicha, pronunciada) y termina suicidándose mientras monologa en una especie de traducción literal del japonés que es pura lengua argentina. A eso podríamos sumarle mi relectura devota de La historia secreta del señor de Musashi, de Junichiro Tanizaki, novela de insuperable sutileza y perversidad, mezcla de crónica medieval y decadentismo francés.
¿CUÁL FUE EL ÚLTIMO DISPARADOR?
La lectura de una nota en el suplemento Soy, no sé si feminista o gay, donde se explicaba el shibari, una técnica que los samuráis aplicaron en el campo de batalla para capturar e inmovilizar al enemigo, y que en el curso de las centurias derivó en el arte de la dominación mediante sogas del amado o de la amada, y que termina pasando a Occidente como bondage.
¿QUÉ FUE LO QUE TE LLEVÓ A ESCRIBIR UN RELATO POLICIAL, LLENO DE INTRIGAS, AMOR, ENGAÑOS?
Fui lector de novelas policiales, de las inglesas tradicionales, devotas del mecanismo de relojería y negadas a revelar tempranamente la identidad del criminal, y siempre me pareció que la resolución del misterio era decepcionante y muy inferior a la construcción del misterio. Además, nunca la emboqué con el asesino, ni por asomo, y nunca me importó. No me propuse escribir una novela policial sino, en todo caso, contar un mundo a través de una investigación que nunca parece resolverse, mientras el protagonista se va enredando en las ataduras del shibari del amor, de la historia, de la mentira, de la política, de la fantasía y de la muerte.

D.R.D.R.