Una de las más recientes producciones de Netflix se llama Desnudo. Pero si se cruzaron el título en el buscador sabrán que se trata de una simple comedia romántica. En la imagen que hace de afiche de promoción se ve al protagonista –el afroamericano Marlon Wayans– con los ojos saltados y la frente arrugada, encorvado como si fuera a meterse en una caparazón, muerto de vergüenza porque, por alguna razón, llegó a la iglesia desnudo. La iglesia donde se va a casar como Dios manda, claro, porque se está cubriendo las partes con un ramo de novia. En segundo plano, dos invitados participan del cuadro: el varón tentado de risa y la mujer con las cejas altas y la boca abierta en un gesto de sorpresa casi consternado. Los dos miran el mismo ángulo: la cola de Wayans, que interpreta aun maestro de escuela suplente,un chico sin ambiciones económicas a punto de “enganchar” a una buena hija de papá. Nada podría ser más conservador.
Es una opinión debatible; lo que está fuera de discusión –y además es otra discusión– es que allí al cuerpo de Dakota Johnson se lo aprecia, por decir, un 90% más que al de su compañero Jamie Dornan en el papel del sádico –y millonario, bello y caballero– Christian Grey. Y eso que a la película la dirigió Sam Taylor Johnson, que es mujer.
Ahora bien, ¿habría sido un film más hot si la cola de Dornan se hubiera visto más de una vez? A priori, al revés: la cola masculina parece funcionar mejor en las comedias que en los dramas. “La cola del hombre, la cola en general, es medio inofensiva. De hecho, en las comedias de matrimonio clásicas de los años ‘30 y ‘40, era frecuente la palmada en la de la mujer, y ocasionalmente al hombre. La del hombre es asexuada para el discurso mainstream”, dice Leonardo D’Espósito, crítico especializado en cine porno.
Será por eso, porque no implica un gran compromiso, que muchísimos actores se animan a mostrar. Cada vez hay más ejemplos: Daniel Radcliffe, Michael Fassbender, Justin Timberlake, Ryan Reynolds, Jake Gyllenhaal, Alexander Skarsgard y la lista sigue. ¿Acabamos de clasificar como han hecho los varones desde los años ‘50? Pareciera. ¿Acabamos de nombrar sólo actores jóvenes-adultos en buen estado físico? Puede ser. Que se muestre más piel de varón no estaría hablando de una industria menos conservadora sino, tal vez, de un público más deseoso y de un agotamiento de ideas que obliga a repensar los estereotipos: algo así como que una chica en la ducha es cliché, pero un varón todavía es Chris Pratt en Passengers (2016).
El varón desnudo se ha vuelto tan amigable a la vista que hasta el cine fantasy lo incorporó. Es así que les debemos las gracias a Marvel y Fox por dejarnos ver desnudo a Hugh Jackman en el papel de Logan de los X-Men. Aunque en un porcentaje mucho menor respecto de las mujeres, Game of Thrones debe ser la serie que más hombres ha desnudado (dejando de lado de The Deuce, también de HBO, sobre el ascenso de la industria del porno). Más de una vez a Kit Harington (Jon Snow), y también a Nikolaj Coster-Waldau (Jamie Lannister), Jason Momoa (Khal Drogo) y Jacob Anderson (Grey Worm), si no nos olvidamos de ninguno. Sí, nos acordamos de Hodor, pero ese fue frontal y claramente memorable.
“El desnudo frontal masculino es un límite para la representación en el cine. Es una razón para que una película sea prohibida para menores de 18 en Estados Unidos. Hay dos cosas que se cruzan. Por un lado, que en general el mundo del entretenimiento está manejado por hombres heterosexuales que creen que el público más grande está constituido por hombres heterosexuales. Entonces mostrar un pene equivale a un gesto, digamos, gay. Por otro, que el público femenino, de acuerdo con estadísticas, no quiere ver ́eso ́, sino el cuerpo general del hombre y lo que hace con él”, dice Leonardo D’Espósito.
Según el crítico, es más sencillo encontrar penes y vaginas en el cine latinoamericano que en Hollywood (o pezones que amamantan como los de Sofía Gala Castiglione en Alanis). En Europa, sobre todo en Francia y Alemania, el full frontal de ambos sexos es común: aparecen en cualquier drama de costumbre. “Pero en general el cine mainstream considera ofensivo el desnudo total frontal. Incluso en una época era ofensivo el pezón femenino. Y como el mercado mundial está manejado por el cine estadounidense, los estándares son ésos”, agrega D’Espósito.
Pero no dejemos que el tabú nos tape la tendencia. Ver más colas equivale a ver más cuerpo, lo que es decir, más belleza. Mostrar de atrás a un hombre, además, funciona por sinécdoque. Si se ve la espalda, la cola y las piernas es que no se está viendo lo otro, la parte, “eso”. Y qué son las pantallas sino generadores de deseo.