La pareja más feliz no es la que “no tiene ni un sí ni un no”. Esa no existe y, al contrario, en la superación de las diferencias se puede ir construyendo una vida de a dos. ¡Bienvenido conflicto!
A fines de 2018, Michelle Obama sorprendió a la prensa internacional al contar que su matrimonio con el ex presidente Barack había atravesado crisis. “Conozco a muchas parejas jóvenes que tienen problemas y piensan que hay algo malo en ellos. Quiero que sepan que Michelle y Barack, quienes tienen un matrimonio fenomenal y se aman, también trabajan en su pareja y buscamos ayuda cuando la necesitamos. Ya que somos ejemplo, es importante que seamos honestos y digamos que si estás en un matrimonio y a veces te quieres ir, es normal, yo me he sentido así”, confesó.
Definitivamente las parejas reales no viven tal como se muestran para afuera, ni son las protagonistas de un comercial de chocolate donde todo es alegría, sonrisas, caricias, miradas cómplices y besos apasionados.
Más allá de que el amor tenga que ver con la magia, en las relaciones reales suele haber momentos de intensa dulzura y muchos otros de sabor amargo (o agrio).
¿Y qué? El psicólogo Daniel A. Fernández, autor del libro Los laberintos de la mente, asegura que es importante asumir el lado B del romance. “Solo aceptándolo podemos animarnos a dejar de escapar de la realidad, enfrentarla y solucionar todo lo que pueda llegar a tener una respuesta positiva”, afirma el especialista.
Nicolás Vázquez reveló que estuvo separado de Gimena Accardi en 2014. Era un momento profesional perfecto para ambos: El grababa en Mis amigos de siempre durante el día y a la noche protagonizaba Stravaganza Tango. Ella subía al escenario junto a Guillermo Francella y Adrián Suar para hacer Dos pícaros sinergüenzas. “Ese vernos poco y el despegue de energías nos provocó fricciones. Cuando comenzaron las peleas dijimos: ‘Tomemos un tiempo para ver qué sentimos’. Y nos separamos durante diez días. No nos gustó nada y pudimos dar las cartas otra vez. Funcionamos juntos”, dijo.
Si el arranque de la pareja implica ponerse de acuerdo en cantidad de cosas, caminar juntos obliga a reacomodar el paso varias veces. A principio de año, Sabrina Rojas y Luciano Castro confirmaron su separación: “Hubo un hastío, nos cansamos. Estamos empachados y tenemos que curarnos de ese malestar; a lo mejor se cura, a lo mejor no”, dijo ella. Después de un mes anunciaban que se habían reconciliado. “Todas las parejas tienen un contrato que generan al comienzo y que va a tener que ser renovado y eso también genera conflictos. Cuando una relación atraviesa una crisis muchas veces está restaurando su contrato. Algunas lo logran y otras no”, apunta Girona.
El pasaje de pareja a familia suele ser uno de los cimbronazos más fuertes. En el caso de Evangelina Anderson y Martín Demichelis, atravesaron separados el segundo embarazo y se reconciliaron con el nacimiento de Lola. “A veces las crisis sirven para unir más a la pareja”, aseguró la modelo quien después tuvo a Emma. “Al formar una familia se entra en una etapa conflictiva: cuesta resolver los temas emergentes, sobre todo, la responsabilidad de ser pareja dentro de un contexto mayor que incluye a los hijos. Las exigencias de la vida familiar, la rutina, la cotidianidad regulada, cumplir con todas las responsabilidades del hogar y los hijos supone una carga muy grande y la pareja puede perderse entre tantos reclamos”, afirma Walter Ghedin.
Vivimos en una sociedad del “todo bien”, que quiere resultados rápidos, que gusta de aparentar y exacerba la importancia del disfrute. “Pero la vida real no puede atenerse a estos ideales. Si así lo hiciera, ante el menor inconveniente, llegaría a su fin para reiniciar otra pareja, que pronto también habría de concluir”, explica Fernández. Por el contrario, “naturalizar los conflictos en una relación de pareja genera una mejor construcción del vínculo, porque permite los ajustes necesarios para que siga fortaleciéndose y generando más y mejores espacios de aprendizaje entre y para los dos integrantes de la pareja”, asegura Mariana Kersz.
En una entrevista, David Beckham, quien este año cumple veinte años junto a la ex Spice Girl Victoria Adams, lanzó: “El estar casados durante tanto tiempo como nosotros siempre es un trabajo duro. Con el tiempo se vuelve un poco más complicado”, aseguró. “No hay que tener miedo a plantear las diferencias, es sano poder hacerlo; reconforta hablar y decir lo que se piensa. Una pareja será más saludable cuando sepa plantear los desacuerdos con respeto, usando una comunicación honesta”, asegura Ghedin.
¿Realmente una crisis de pareja puede ser la oportunidad de fortalecer el vínculo? Mariana Kersz explica que en terapia hablan en términos de “manejar” los conflictos en vez de “resolver” y cuenta que muchas veces llegan al consultorio parejas que se comparan con la de sus amigos, pensando que los otros “jamás” tuvieron un cruce, que son perfectos y que no discuten absolutamente por nada.
“La realidad es que el conflicto existe, incluso en nosotros mismos; existe en, con y por un otro que piensa, siente y actúa diferente. Los desacuerdos son una parte más de la relación de pareja y es mejor no pulsear ni pelear contra ello. También conviene pensar que en una discusión no hay ganadores ni perdedores sino aprendizajes, y poder entender que las discrepancias dan lugar a una unión mucho más profunda y a conciencia del vínculo”, subraya. Amor, celos, infidelidad, peleas, falta de deseo, de comunicación… Más allá de las diferencias, se puede armar una vida de a dos. ¡Bienvenido conflicto!