¿Qué hacer con los recuerdos del ex en las redes?

¿Qué hacer con los recuerdos del ex en las redes?

¿Borrarlos y lo pasado, pisado? ¿Archivar? ¿Revisitarlos de vez en cuando? Ya se sabe, hacer desaparecer lo vivido es imposible. ¿Entonces…? Los especialistas ayudan a elegir la mejor opción.

30/06/2020 14:19

Quemar las cartas y romper las fotos. Cuando no existían las redes sociales, deshacerse de los recuerdos físicos de una relación terminada era relativamente simple. Inclusive, recortar esos momentos en pedacitos o destruir esas páginas con demostración de amor tenía un sanador efecto de catarsis. Pero desde que apareció el mundo virtual y la inmensidad inabarcable de nubes repletas de datos, destruir imágenes del viaje soñado juntos, del primer beso, la cena de aniversario, la playa, aquel cumpleaños, esa boda… se esfumó en el aire. Ahora cuando damos por terminada una relación queda detrás nuestro una estela de mensajes, emojis y corazones que enviamos, nos enviaron, subimos en Facebook, Instagram o Twitter. Momentos vividos con esa persona que ya no queremos ni ver y que nos enfrentan a una encrucijada. ¿Y ahora? ¿Qué hago? ¿Cómo no tentarme para ver en qué anda? No encontrarlo, de pronto, siguiendo a amigos, y ahí la puntada en el estómago. “Así como antes elegíamos conservar o deshacernos de los recuerdos materiales de una relación amorosa terminada, lo mismo ocurre con las redes. Tenemos la posibilidad de borrar posteos”, dice la psicóloga Adriana Sznycer. ¿Pero, es tan fácil hacerlo? “Dependerá de cada uno si encontrarse con esos recuerdos genera tristeza, angustia o melancolía. O si, por el contrario, conforman una buena memoria que permite rememorar la relación finalizada como una experiencia vivida, parte de la vida.” En la mayoría de los casos las plataformas terminan siendo un reservorio de recuerdos, una especie back up, donde se almacenan desde conversaciones hasta fotos. “De esta forma, las redes pasan a ser no sólo una crónica de una relación fallida sino también un relato público. La cuestión es saber cuánto nos afecta íntimamente ese cúmulo de información”, describe Florencia Serritella, coach formada en el Animas School of Coaching del Reino Unido. La especialista recomienda no revisitar esos momentos si lo que producen es angustia o tristeza. “El fin de una pareja es una invitación para conectarnos con nosotras mismas, pero si estamos continuamente chequeando en Facebook o Instagram aquello que nos da melancolía, difícilmente lograremos avanzar en las etapas necesarias para superar la ruptura”, advierte.

ENTRE EL DUELO Y LA FRUSTRACIÓN

Recorrer los perfiles de uno y otro puede hacer más pesada la carga de llevar adelante la tristeza, la angustia o la culpa. Depende el caso. “Convivir con la historia mental de las vivencias compartidas es difícil. Y recorrer a través de fotos y estados en el perfil del otro e incluso de las familias y conocidos de cada uno, no es lo mejor para superar la situación de la mejor forma”, dice el psicólogo Mauricio Strugo. Al recorrer esas imágenes de buenos tiempos compartidos (los malos casi nunca quedan grabados) es normal sentir mucha frustración y dolor por no haber llevado adelante esa historia de amor. Para el especialista, este sentimiento se suma al conflicto de no saber qué hacer con las publicaciones que permanecen en las distintas app. “Para poder superar la situación, habrá que recordar, las veces que sean necesarias, las razones por las cuales hemos tomado la decisión de terminar el vínculo”, recomienda. En sintonía, Sznycer asegura que el dolor por la relación que se terminó puede además poner en vilo la autoestima. “Si lo que se construyó en las redes sociales fue para aparentar y simular lo que no era, el fracaso será aún peor, ya que habrá que desandar un camino que se edificó pensando en la mirada de los otros”, afirma. “Si, en cambio, se hace un adecuado uso y se privilegia la intimidad, funcionarán como espacios para compartir con seres queridos algo bueno que se estaba transitando. En ese caso, la autoestima corre menos riesgos, porque no dependerá de la opinión de los demás.”

AUTOBIOGRAFÍA Y VENGANZA

Las plataformas son la nueva manera de crear una autobiografía. Al mostrar historia personal, el autor elige qué contar y qué no, haciendo énfasis en esa elección. Con Facebook e Instagram pasa lo mismo: exhibimos nuestros logros como trofeos y lo que no aparece es como si no existiera. “Llegamos a creer que si nadie lo ve, entonces no existe. Si no hay público para verlo, para compartirlo, todo pierde la mitad del sentido. Estamos en pareja y es muy importante que la gente lo sepa y lo comparta”, afirma Serritella. Según la coach del Reino Unido, hay entre los usuarios la modalidad de vengarse del ex subiendo a redes, por ejemplo, la nueva conquista, cómo se divierte, lo bien que se ve… O, todo lo contrario, mostrándose como víctima de la situación que le está haciendo padecer su ex. Hacerse ver mal, desolada y sufriente suele sumar muchos seguidores que quieren acompañar y ayudar a superar la tormenta. Y se crea la trampa: peor estoy, más me siguen. Por eso, los psicólogos recomiendan salir de ese lugar lo más pronto posible, para no quedar anclada en el dolor y a esos seguidores comparecientes. “La realidad es que si la autoestima estuviera lo suficientemente alta, no necesitaríamos de ningún aval externo o ‘me gusta’, para reafirmar nada”, afirma la especialista. “Cuando superamos cosas de nuestro pasado, ya la ‘venganza de las redes’ empieza a carecer de sentido y dejamos de contar la cantidad de likes que tuvo la última foto de las vacaciones en Roma con nuestra nueva pareja”. Todo parece ser, entonces, cuestión de madurez.

HIPERCOMUNICACIÓN

Según una investigación realizada en la Universidad Complutense de Madrid, el poder de atracción de las redes sociales causa preocupación en la comunidad de la salud mental, porque está comprobado su alto grado de adicción. Los especialistas hablan de una hipercomunicación, en perjuicio de las relaciones y contacto entre las personas. “Son una gran herramienta para conocer gente e interactuar, pero contienen el peligro de que nos refugiemos en ellas para ser lo que no podemos en la vida real”, explica Strugo. “Al quedarnos atrapados allí, aunque lo consideremos una posibilidad, vamos perdiendo noción del afuera y de las capacidades vinculares reales que solo ocurren sin pantallas mediante. Al darnos cuenta de esta trampa, inevitablemente entraremos en estados de angustia y hasta depresión.” Existen indicadores, según la especialista Sznycer, que alertan acerca de una posible adicción a las redes sociales. Ellas son: alteración de los hábitos del sueño y descanso, descuido de las actividades laborales, de estudio, cuidados de la salud, alimentación y aseo personal, aislamiento social y familiar, dificultad para mantener la concentración, pérdida de la noción del tiempo, imposibilidad de estar desconectado durante mucho tiempo. “Ante estos síntomas, es muy importante tomar real dimensión de la situación y pedir ayuda psicológica”, recomienda la experta.

MIEDO A PERDERSE ALGO

Los científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona investigaron los alcances del Fear of Missing Out o FoMO, un nuevo trastorno psicológico que atraviesa todas las edades. “Está relacionado con el temor a quedarse afuera de lo que pasa en las redes sociales, a no estar actualizado o a perderse algún suceso de la vida de los demás”, explica Sznycer. “La persona necesita estar conectada constantemente y, sobre todo, actualizarse al instante. Esto repercute directamente en el entorno, ya que se produce un descuido de las relaciones por fuera de lo virtual. Y no escapa a este trastorno nada. Ni la vida amorosa, ni la pareja, los hijos, el trabajo… en fin todo el entorno. Quienes lo padecen no dudan en interrumpir cualquier cosa –una reunión importante, un momento de intimidad– para hacer comentarios en la red. Y también desear o dar por cierto lo que se muestra, en detrimento de lo que realmente se tiene y se logró en la vida real.” Increíble pero real.

¡ATENTI! S.O.S

Después de la ruptura de la relación y la dependencia en Instagram, Facebook o Twitter, ¿es posible que sea conveniente la ayuda de un terapeuta para atravesar ese momento? “Absolutamente. Hay casos en los cuales la persona desarrolló un apego hacia su pareja de tal forma que no puede, contesta el licenciado Strugo. “La sensación que tienen esos pacientes es que no pueden vivir sin el otro. Entonces, se sienten solos y desorientados, y buscan excusas e historias de toda índole para lograr contacto con su ex, aunque después el estar pendientes les produzca malestar y arrepentimiento”, continúa. “En algunos casos, desde la terapia se los urge a tomar medidas drásticas pero cuidadosas de ellos mismos, como dejar de seguirlos, e incluso que bloqueen su contacto, ya que el solo hecho de mirar si está en línea en el WhatsApp puede resultar contraproducente.” El trabajo terapéutico acompañando estos duelos es similar al que se hace con personas que padecen adicciones al alcohol, a las drogas o al tabaco. “En este caso la dependencia no es a sustancias sino a la otra persona y lo que se busca es que el paciente tome conciencia de que no necesita a nadie más que a sí mismo, que ningún vínculo es saludable si el otro es su bastón y que las relaciones son nutritivas si sus integrantes están juntos porque ‘se eligen’ y no porque ‘se necesitan’.”