Running
Cada vez son más las que se animan al desafío de distancias largas. En el medio maratón de Buenos Aires, que se largará el domingo a las 7, ellas alcanzaron el 38% de inscripción. Cifras elocuentes y testimonios de un fenómeno que no se detiene.
Todas las mujeres corren de alguna forma… por sus hijos, por su pareja, por sus padres cuando se ponen grandes. Corren para no llegar tarde a las reuniones o al gimnasio. Para dejar a los chicos en el cole. Para cumplir con tantas tareas que a veces cuesta combinar en un mismo día: la casa, la familia, el trabajo, el estudio, los amigos, el cuidado de la salud y la estética, la actividad física. Algunas hacen malabares para asignar un lugarcito a la gimnasia en esa agenda súper cargada, y es el ítem que quizá dejan afuera cuando el tiempo no alcanza.
Pero otras, que cada vez son más, ubican al deporte en un lugar prioritario en sus vidas. Es bueno aclarar qué es puntualmente lo que diferencia al “deporte” de la “actividad física”. Y es concretamente “la competencia”. Puede ser un término que resulte grande o desafiante por las limitaciones que imponen el físico o la rutina. Pero en la mayoría de los casos, esos límites son mentales. De esto entienden mucho las corredoras, y un perfecto ejemplo son los testimonios de las protagonistas de esta nota. Cuatro mujeres que corren, y que sin importar a qué edad se enamoraron del running o del atletismo, siguen batiendo marcas o enfrentándose a desafíos que décadas atrás hubieran sido impensados. Para ellas mismas y para la sociedad en general.
RÁPIDAS Y PODEROSAS
No solo se trata de ganar una carrera. Competir es participar de una prueba deportiva reglada, y en muchos casos, solo completarla, bajar unos segundos la marca anterior o animarse a mayores distancias, puede ser “ganar”.
No hace mucho, el deporte discriminaba a las mujeres. Se las consideraba demasiado débiles, por ejemplo, para correr maratones. Recién en 1928 se las incluyó en los Juegos Olímpicos, aunque solamente permitiéndoles participar de tres pruebas: 100, 800 y 4x100 metros, además de salto en alto y lanzamiento de disco. Apenas hace 23 años, en Sydney 2000 se alcanzó la paridad en los programas para que ellas pudieran realizar todas las disciplinas.
En 1967, por primera vez en la historia una mujer corrió la distancia de maratón: Kathrine Swytzer, en Boston. Los 42K hasta entonces eran una prueba exclusivamente apta para hombres.
La primera argentina en correr la distancia de maratón (42.195 metros) fue Iris Fernández en 1979, en Waldniel, Alemania. Dos años después, Stella Maris del Papa se convertiría en la primera en concretar la hazaña en suelo argentino.
EN LAS PISTAS
El panorama hoy es muy distinto y cada vez son más las que se animan a las carreras de todas las distancias. Su participación ha crecido en los últimos años achicando la brecha entre sexos. Los hombres siguen siendo mayoría, pero en algunos eventos puntuales los números arrojan igualdad o incluso supremacía femenina, como ocurrió en la última edición de una prueba clásica de aventura de 60K en tres etapas: el Raid de los Andes Columbia y también en la Media Maratón de Nueva York.
A nivel nacional, sorprenden y motivan, por ejemplo, los datos de la carrera de calle Estrella de nuestro país: los 21K de Buenos Aires, que además es la media maratón más grande y rápida de América latina. En 2022 contó con 20.539 inscriptos. Un 62% fueron hombres y un 38% mujeres. Algunas décadas atrás, esos números eran muy distintos: ellas representaban el 10% del total. En 1989, apenas 25 mujeres completaron la primera edición de la media maratón porteña organizada en aquel momento por el Real Celta Club, con 247 inscriptos totales.
La primera ganadora fue Adriana Calvo, quien hasta el día de hoy sigue vinculada con el deporte y diciendo presente en la maratón y media maratón de la ciudad desde otro lugar, colaborando con la organización y los atletas de elite.
Afortunadamente, las mujeres que solo corren para los demás cada vez son menos. Seguramente, aún falta un tramo por recorrer hacia la igualdad definitiva en todos los ámbitos. Pero entusiasma saber que hoy son muchísimas las que eligen correr por y para sí mismas. Y no solamente metafóricamente. Correr de verdad.
Agustina Chretien (profesora nacional de Educación Física)
“Muchas veces me cuesta entrenar”
Comenzó con el running en su último año del secundario, cuando una amiga le pidió que la acompañara a una carrera. En esa época, iba al gimnasio y solo trotaba un poco, en la cinta. Al asumir ese compromiso, empezó a sumar minutos hasta llegar a 30 o 40. Y le costaba. Finalmente, su amiga se enfermó y no participó, pero ella fue igual. Hoy agradece esa decisión. Recuerda que ese día, al llegar a la zona del evento, ya notó un clima especial y no entendía bien qué pasaba. Hasta que lo descubrió: era ese micromundo fantástico del running, la energía de la gente y todo lo que generaba. Ese mundo que le encantó y la atrapó.
Al poco tiempo, participó de una carrera que se hacía para chicos y adolescentes dentro del marco de la Media Maratón de Buenos Aires. Como premio para fomentar la actividad física y el deporte, la Asociación Ñandú daba una beca para entrenar además de indumentaria y calzado. Sin imaginarlo, salió primera en su categoría. Eso la motivó y siguió entrenando y comprometiéndose cada vez más hasta llegar a su situación actual, en la que el atletismo ocupa un lugar principal en su vida.
“Así y todo, en ocasiones me cuesta mantener la motivación cuando las cosas no salen, pero ahí es donde juega el papel más importante: la disciplina para mantener la cabeza enfocada y seguir intentando. En esos momentos, preguntarme por qué lo hago me focaliza. Porque muchas veces me cuesta salir a entrenar”. Por cansancio, por falta de tiempo o simplemente por falta de ganas. Pero sale igual. Y al terminar, siempre vuelve con una sonrisa y esta idea en la cabeza: “Qué bueno que lo hice. Lo logré una vez más”.
Agustina se ganó un lugar muy respetado entre las atletas de elite de nuestro país. Fue campeona metropolitana de 10.000 metros, se subió al podio en los 10K San Isidro, el Nacional de Ruta y fue ganadora de La Hora, una competencia muy particular que consiste en realizar la mayor cantidad de vueltas posibles en pista de atletismo. Su próximo desafío es la Media Maratón de Buenos Aires. Y sueña con representar al país en el exterior.
Lorena Cuello (profesora de Lengua y Literatura)
“Correr es mi cable a tierra”
Vive con sus padres y tres hermanas mientras está construyendo su propio departamento en la provincia de Mendoza. Se levanta todos los días entre las 7 y las 8 de la mañana. Le gusta desayunar bien y luego ir a entrenar. Por lo general, corre temprano, excepto que tenga algún entrenamiento fuerte grupal al mediodía. Posteriormente, almuerza. Algunos días en la semana trabaja por la tarde en una escuela. Dedica también parte de la jornada a estudiar, ya que está rindiendo las últimas materias para recibirse. A las 21.30, cena y en lo posible trata de acostarse antes de las 12. Intenta llevar una vida organizada y tiene una libreta en la que anota todas las actividades más importantes a realizar al día siguiente. El entrenamiento es su leit motiv.
Empezó a correr a los 22. Sufría de mucha ansiedad y el médico le recomendó actividad física. Incluso llegó a tener bulimia nerviosa. Salía a caminar, de a ratos trotaba hasta que se cansaba y volvía a su ritmo. Corría sin reloj, solo para despejarse, y cuando llegaba a casa se sentía muy bien; le parecía que había dejado una carga enorme corriendo.
Ese mismo sentimiento la sigue acompañando en la actualidad, que ya no corre necesariamente para despejarse o por salud, sino más bien con la responsabilidad de una atleta profesional. Asegura que la hace sentir saludable, fuerte y poderosa. Además de libre y feliz. Que si corre no hay nada que la pueda derrotar. Está convencida de que no hay día malo que no se pueda mejorar realizando esa actividad. Corre cuando se siente bien y también cuando está mal. Porque siempre la hace sentirse mejor.
Los mayores logros deportivos de Lorena han sido el título del Campeonato Nacional de Cross y adueñarse de dos récords mendocinos: el de 10K en calle y el de 5000 m en pista. Además, destaca: “Un gran sueño cumplido es haber conseguido que una marca decida esponsorearme. Correr hoy es mi prioridad, mi cable a tierra y mi lugar seguro”.
Paola Behrensen (madre por sobre todas las cosas)
“Vale la pena el esfuerzo”
Paola vive en Palermo y es madre de tiempo completo por elección de Mateo (17), Matilda (14) y Maitena (11). Desde muy chica, le apasionaba el deporte y trataba de participar en todo lo que podía, pero no encontró en su familia el apoyo necesario para desarrollar una disciplina de manera competitiva. Así fue como, desde esa experiencia personal, desde los primeros momentos de la crianza de sus hijos decidió destinar mucho tiempo y energía para que ellos pudieran desarrollar su faceta deportiva. Los horarios de entrenamientos de cada uno le dejaban poca disponibilidad para hacer algo para ella. Pero en un momento, el grupo de madres del colegio le permitió encontrar a uno de sus primeros teams para entrenar y así volver a correr. Paola cree que es muy importante conseguir un grupo de pertenencia, porque a pesar de la imagen de deporte solitario que se puede tener del running, es una disciplina ideal para practicar en compañía. “Llegaron las primeras carreras y el placer de cumplir objetivos, de llegar a la meta y demostrar que vale la pena el esfuerzo. Soy una convencida de que quien no corre, no puede entender lo que significa competir con uno mismo y disfrutar la maravilla de la emoción en cada línea de llegada a pesar del agotamiento”, puntualiza.
Hace poco participó con compañeros de su running team de la carrera de Relevos Jacana, una prueba que grafica perfectamente lo que es la labor grupal, la camaradería, el objetivo común. “Fue una experiencia suprema, donde pude vivenciar junto a mi equipo una de las pruebas más clásicas del atletismo: las postas. Recuerdo que ahí todos éramos uno, sin distinción de edades, cantidad de hijos o trabajos complicados. Solo compartiendo sueños, como pueden ser un triatlón o un cruce de los Andes”.
Florencia Koutsovitis (psicóloga y becaria doctoral)
“Un gran hito en mi vida fue completar los 42K”
Un día tipo en la vida de Florencia comienza dando clases o viendo pacientes. Suele desocuparse al mediodía y aprovecha para almorzar, hacer compras y despejarse un rato para arrancar a atender nuevamente a la tarde. Eso sí, los martes y jueves corta sus actividades a las 18: tocan las clases de entrenamiento con su running team en Puerto Madero. Agradece tener un trabajo con horarios relativamente flexibles. En general, puede acomodar a sus pacientes, lo que le permite adaptar bastante su vida laboral a los entrenamientos.
Empezó a correr a los 30. “Buscaba una actividad distinta al gimnasio, y en una juntada con amigos se sumó un entrenador que tenía su team. Me invitó a probar una clase a ver si me gustaba. Ahí empecé y no paré más”. Flor asegura que le aporta muchas cosas buenas: la divierte, la despeja y, aparte, le resulta muy desafiante. Y sin dudas, el plus que le dio el running para destacar es esa red de vínculos impagables. “Correr me dio la posibilidad de volver a tener amigos como en la primaria o la secundaria: para divertirme, compartir reuniones, viajar, reír, y competir sanamente”, cuenta orgullosa.
Desde su lugar de atleta amateur, se toma la práctica con suma seriedad. “Después de muchos kilómetros de entrenamiento, siento como uno de mis mayores logros deportivos haber bajado la barrera de los 44 minutos en 10K. Algo que me parecía casi imposible cuando arranqué. Otro gran hito en mi vida de corredora fue sin dudas completar los 42K de Buenos Aires, que si bien los encaré sin buscar un tiempo ambicioso, todo el compromiso en los entrenamientos y el disfrute de la carrera significaron un tremendo desafío y satisfacción personal”.