Eugenia, Karina y Sol: esenciales en la farmacia, el supermercado y la calle

Eugenia, Karina y Sol: esenciales en la farmacia, el supermercado y la calle

Ellas son trabajadoras esenciales, argentinas entre 27 y 50 años, que por su oficio o profesión están en la calle mientras la mayoría nos cuidamos en casa durante la pandemia. Con su testimonio, le damos las gracias.

15/07/2020 14:32

Por su tareas, ellas son parte de las esenciales. La pandemia les puso esa etiqueta. Nosotras, les agradecemos. Con sus servicios, nos han ayudado a cuidarnos entre todos y todas.

Por eso, a través de sus historias de esfuerzo cotidiano, queremos homenajear a todas las mujeres que en nuestro país y en el mundo se exponen al covid-19 por su trabajo, con vocación y compromiso de ayuda.

Seguí leyendo y abrazalas a María Eugenia, Karina y Maria Sol conociendo su testimonio.

MARIA EUGENIA CAPORALE – farmacéutica
EN SALADILLO (BS.AS)

“Trabajo hace diez años en una farmacia a una cuadra de mi casa. Igual, el miedo a contagiar a mis padres, con quienes convivo, lo tengo. El humor me ayuda. Aunque al principio era algo que sólo veíamos en las noticias, enseguida restringimos el acceso al local. Primero cinco personas; después ninguna. Se habilitó una línea de chat para que los pacientes manden sus recetas y les enviemos los medicamentos. Fue un gran desafío contener y adaptarnos. Sobre todo, con los mayores que no manejan la tecnología. Estoy agradecida de poder estar del lado del que ayuda.”

KARINA OVANDO – cajera de supermercado
EN ALMIRANTE BROWN (BS.AS)

“Desde que empezó la pandemia sumé una tarea a mi rol de supervisora de cajas: le llevo café a cada uno de mis compañeros al comienzo del día para darles fuerza. En mi casa también cambié la rutina. Vivo con mi marido y mi hijo de 17 años. Cuando llego, desinfecto lo que traigo y voy directo al baño. Recuerdo dos momentos que me impactaron. El domingo previo al 20/3, en el que el clima cambió y parecía que la gente supiera lo que iba a pasar. Y, después, el aumento repentino en la venta de celulares, para hacer las tareas de la escuela. Reconforta que mucha gente nos agradece con un cálido ‘cuidense’.”

MARIA SOL ALFANO – agente de tránsito
EN LAS CALLES DE BUENOS AIRES

“Vivo en Palermo con mi marido y mis tres hijos, de 12, 10 y 3 años. Los chicos no querían que saliera a trabajar. Estaban asustados. Tuve que explicarles que mi tarea es ayudar a otras personas. Tomé precauciones apenas se decretó el aislamiento, lavándome las manos con mayor frecuencia, con alcohol en gel, dejando el calzado fuera de mi casa, sacándome la ropa que traía puesta de la calle. Esos cuidados nos quitaron el miedo. Me enoja la falta de conciencia de los que salen sin razones. Me conmueve la solidaridad de quienes nos traen café y chocolates los días más fríos.”