Cada vez más mujeres se están alejando de la cera y aceptando su vello corporal.
El debate por el vello corporal se ha metamorfoseado: si antes se señalaba a las que se atrevían a no depilarse, hoy hay un movimiento social muy poderoso en el que las mujeres jóvenes están retomando el control y posteando imágenes de sus axilas y piernas sin depilar en las redes sociales. En lo personal, me parece importantísimo.
En 2017, la artista Phoebe Collings-James posteó una foto en la que mostraba sus muslos cubiertos de pelo. La miré un rato y se la mandé a mi mejor amiga, que también es peluda como yo, y nos sentimos bastante empoderadas.
Siempre recordé los detalles capilares que leía sobre celebrities: Kim Kardashian diciendo que se depilaba los pelitos de la frente, por ejemplo. También me interesaban las estrellas con brazos peludos (los de Elizabeth Taylor son mis preferidos). Hace poco, Paris Jackson compartió una foto de su pierna con pelos que le valieron casi 200 mil likes. Y después, cuando se sacó una foto mostrando su axila sin depilar, tuvo una reacción parecida. Pero a pesar de que tanta gente esté aplaudiendo estas iniciativas, hay otras, como el posteo de Nike, que desatan discusiones encendidas por el prurito que a muchos les genera. La modelo, fotógrafa y artista sueca Arvida Byström tuvo que lidiar con amenazas de violación después de posar para una campaña de Adidas en la que mostraba los pelos de las piernas. Los comentarios en YouTube incluían frases como “¿En esto se han convertido las mujeres?”. “Convertido” me pareció una palabra rara, porque implica una metamorfosis, como si ese pelo fuera algo nuevo, un cambio de algoritmo en el timeline de las redes sociales de las mujeres.
Byström respondió a este odio diciendo: “Soy una mujer blanca, cis; mi única característica es un poco de pelo en las piernas… no me puedo ni imaginar lo que sgnificaría no poseer ninguno de esos privilegios y tratar de existir en el mundo”. En 2016, la revista gal-dem publicó un artículo titulado “No depilarse no es siempre una opción para las mujeres de color”, que señalaba que el movimiento contra la depilación estaba conformado principalmente por mujeres blancas y rubias. Pero después el debate cambió, y activistas como Harnaam Kaur y la escritora Rupi Kaur empezaron a compartir sus propias historias. Me di cuenta de que no importaba si las mujeres eran más o menos peludas que yo, porque vi que estaban derribando estigmas y, de alguna manera, ayudándonos a todas.
El mensaje, ahora, es que el pelo corporal en las mujeres está bien. Aparece en editoriales de revistas de moda, en supermodelos, en actrices y en Instagram. En publicidades para marcas como Converse, que hace poco fotografió a Lourdes, la hija de Madonna, con la axila sin depilar. Y sí, lo más probable es que se trate de otro intento de las marcas para hacer dinero con el feminismo, pero el efecto sigue siendo positivo. ¿La campaña de Arvida Byström me hace querer comprar un par de zapatillas? Sí. Pero también creo que Lourdes es más linda sin depilar que sin pelos.
Si nadie nunca me hubiese hecho sentir mal por mi vello corporal, me pregunto si esto alguna vez se me hubiera ocurrido. Personalmente, prefiero depilarme las cejas y el bozo, creo que realmente hace una diferencia. Pero creo que me gustaba más mi vagina antes, cuando no me había hecho la depilación definitiva con láser. Es increíble distanciarse un poco de las expectativas culturales y darse cuenta de lo que una realmente piensa. La idea me aterrorizaba, pero el miedo de a poco se está diluyendo. Siempre vuelvo a una frase de la comediante Sara Pascoe: “La ausencia de vergüenza causa euforia”.
Vía ELLE.uk