Historias de sobremesa: cómo es heredar una pyme y actualizarla

Historias de sobremesa: cómo es heredar una pyme y actualizarla

Pasó el Día del Padre y entre los legados familiares, encontramos relatos de segunda generación. Cómo es crecer al lado de un proyecto y renovarlo. El desafío de tomar la posta en la pyme y adaptarla con amor y admiración en las bases.

22/06/2021 18:59

Seguir con la PYME de su padre en estos casos no fue mandato. Tampoco imposición. Ya no vivimos gracias a las evoluciones culturales en esta parte del planeta, en tiempos de seguir los pasos laborales paternos por obligación. S

Ser independientes y defender la vocación eran cosas de rebeldes en el siglo pasado. En la actualidad quizás haya personas a las que les parezca hasta una rareza o salida fácil ir por el mismo camino que el padre.

Pero eso no es así cuando la elección –o la circunstancia– implica un desafío, una propuesta nueva, tomar las riendas y recalcular. Pararse sobre los orígenes de tu padre y tu familia puede ser un trampolín de crecimiento.

Al fin, ninguna historia se repite, porque cada mano es distinta y deja su propia huella. Así lo demuestran las voces en este homenaje, en el mes del Día del Padre, a la herencia en el trabajo y los emprendimientos.

La razones para seguir el legado familiar pueden variar. Necesidad, coyuntura, oportunidad y admiración se encuentran en los testimonios. Si bien es mito en el ambiente de las pymes que la refundación llega con la tercera generación, los cambios de paradigma también en estas historias se aceleraron. Y, como marca de época, funcionaron.

DULCE AVENTURA
Antonela Minca (36), líder de ventas, comunicación y diseño de @TruppiGolosinas

“Siendo una nena era fan de jugar con las valijitas de profesiones y creía que mi papá (Claudio) era vendedor. Lo que más me gustaba de su trabajo era que su secretaria me dejaba usar sus lapiceras y papelitos de colores. No tuve noción de qué era una fábrica hasta los 10 años. Después empecé espiarla, a través de las puertas iban y venían de las oficinas, a conocer sus sonidos y a detectar los aromas de las golosinas que se hacían. Según el momento del año, había olor a frutos secos, caramelo o mentolados.” Así recuerda su infancia en la empresa familiar, Toni, también astróloga, rescatista de mascotas y melómana.

Vocación: “Nunca soñé con esto. Cada vez que escuchaba que la empresa iba a ser mía y de mis hermanes me sentía asfixiada. Siempre quise explorar. Mi papá me decía que eligiera algo que me hiciera feliz, porque lo iba a hacer todos los días. Pero yo me ocupé de comprobar que cada jornada puede ser distinta, haciendo lo que sea.”

Formación: “Hice carteras en el secundario y así supe que quería trabajar para mi misma. Estudié diseño en la universidad y lo aplico a todo. Además, me capacité en marketing, comercialización y calidad.”

El clic: “Primero fui recepcionista y administrativa, en varios períodos. Lo alternaba con mis proyectos. Hasta que empecé a comprobar, en fiestas con amigues, que las gomitas (¡mis preferidas!) eran un éxito. Me las pedían. Y un verano (estación de merma de trabajo), por curiosidad, abrí una página de Facebook para ofrecer a particulares lo que vendíamos al por mayor. Era el 2012. El caudal de mensajes fue tan grande que armamos una Tienda Nube. Después también desarrollamos Instagram y seguimos.”

Huella propia: “La asertividad es mi aporte. Tomé el trabajo de dos generaciones y le sumé identidad y desarrollo en equipo para generar comunidad.”

Parecidos: “Mi tarea es mantener activa la línea de producción, logística y ventas. Porque mi papá dice que la fábrica tiene que hacer ruido, que cuando está callada es porque algo no va bien.”

Marca de época: “Encontramos otros públicos. Ya no les hablamos a niñes. También detectamos el interés en el consumo responsable de azúcar. Empezamos a producir alimentos a base de plantas y redujimos nuestro impacto ambiental.”

D.R.D.R.

Creció jugando entre góndolas a la maestra jardinera. Al bajar la persiana, ordenaba productos según colores, como “salitas”. A los 14, en verano, debutó atendiendo en la panadería. Después, pasaba las tardes reponiendo stock. Es que en su ciudad Mercedes (Bs. As.), su papá Antonio era ”el del supermercado” con apellido en la marquesina. “Empezó con un reparto y un almacén. Llegó a tres sucursales. Trabajaba desde las 5 de la mañana hasta la cena. En vacaciones, se iba de la playa para mandar faxes en locutorios”, recuerda Nati, mamá de dos hijas, fan de The Office y miembro de la Comisión de Mujeres de la Cámara Económica Mercedina.

Su camino: “Con un máster en gestión empresarial, trabajé para grandes marcas. Pero era demasiada demanda. Decidí poner mi tiempo en lo mío. Equilibrio personal y laboral.”

Huella propia: “Mi foco fue la calidad de vida. Elegí evitar el supermercado, trabajar de lunes a viernes con agenda. Con la ayuda de papá y la familia, aproveché el knowhow y los proveedores para lanzar otra empresa. Renové y habilité
nuestra planta de panificados para distribuir y comercializar a otras compañías e instituciones.”

Enseñanzas: “De él aprendí a valorar a todos mis clientes, desde la multinacional hasta el kiosco; a generar un espacio inclusivo y diverso; a dar segundas oportunidades. También a saber endeudarse si es una inversión organizada.”

Marca de época: “El desarrollo tecnológico y el liderazgo de equipos a través de procesos fueron brechas. Para mi papá
trabajar era ponerle horas de cuerpo al negocio. Le costó mi decisión de cerrar sábados y domingos. Reconoce que fue una debilidad no adaptarse.”

UNA VUELTA DE TUERCA AL CONTACTO
Patricio Turi (26), encargado de atención al cliente y proveedores de @LubricentroTuri

Su padre (Juan Pablo) tenía una fábrica de pastas y amaba la gastronomía. Pero por una crisis societaria surgió la oportunidad de abrir el rubro de servicios automotrices. Patricio tenía 1 año. Y ese es el negocio que, después de más de dos décadas, él también conduce. “Fue el azar”, analiza. En su caso tampoco fue un sueño ni la primera elección. “Quise jugar al fútbol. El me decía que entrenara y me alimentara bien. El amor lo nublaba; nunca he sido habilidoso”, recuerda ahora que también tiene un hijo.

Vocación: “A los dos nos gusta comprar y vender, lo que sea. Por eso después de probar otras dos carreras (química
y administración), seguí la sugerencia de mi abuelo y me gradué en marketing.”

Enseñanza: “Contagiar buen ánimo y buscar el crecimiento. Recuerdo una vez que en la sucursal de lavadero faltó todo el personal y lo encontré a él limpiando los autos. Me cambié y lo hicimos juntos. La pasamos tan bien que se olvidó el enojo.”

Parecidos: “Somos muy organizados y prolijos.”

Diferencias: “Tenemos distintas velocidades. El patea para adelante. Si tengo una idea, a mí me gusta pensarla, definirla, proyectarla y hacerla.”

Huella propia: “Mi aporte es vinculado a la comunicación con el cliente. Todo el tiempo estoy formándome (mirando,
leyendo, escuchando) en cuestiones de marketing y comercialización. En 2011 me metí, por lo que escuchaba, en el mundo de los anuncios vía redes. Desde el desconocimiento total, con mis estudios, logré hacerlo de un modo profesional. Además, gracias a probar distintas tecnologías, logré que estemos en constante contacto con el cliente hasta por Instagram.”

 

LA LIBRERÍA DE AYER Y HOY
Ana Ferreyra (52), de Libros Alberto e Hija en el @Puesto26ParqueRivadavia

Alberto Ferreyra abrió su librería en la mítica feria porteña del Parque Rivadavia cuando ella apenas estaba en la escuela primaria. Hace más de 45 años. Hoy conserva su nombre original pero con un agregado –tan clásico como preciso– que muestra
la continuidad en manos de su hija. ”Mi mamá era costurera y yo no sé coser ni un botón. En cambio me encantaba ir los domingos al puesto con él y observarlo cómo compraba y vendía. Además, almacenaba su material en casa. Como ya no entraban en las bibliotecas, tenía montones de cajas con libros y revistas, pero sabía exactamente dónde guardaba cada cosa. Lo más difícil para mi hermano y para mí era cumplir con la consigna de volver a poner cada lectura en el mismo sitio”, recuerda Ana, madre de tres hijos, criadora de gatos y fan de leer acerca de historia.

Vocación: “En la infancia quería ser veterinaria. Luego elegí psicología. Pero cuando fui mamá no pude seguir con la carrera. Mi papá me apoyaba, soñaba con que me graduara en la universidad.”

Parecidos: “En este negocio esa formación que tuve me ayuda, porque la charla y la escucha son fundamentales. Gracias a los proveedores más antiguos descubrí que también él era así. Aunque era una faceta que no contaba en la familia, fue un hombre que entablaba amistades con sus clientes.”

Destino: “Decidimos juntos que yo iba a encargarme de abrir después de que mi padre quedó internado tras un robo en el negocio. El primer día fue una locura. Tuve que revisar qué tipo de material tenía, dónde estaba cada libro, cómo se
armaba el puesto. Aún admiro los detalles que sabía acerca de cada obra.”

Diferencias: “Le encantaba vender libros técnicos, antiguos y descatalogados, difíciles de conseguir.
Yo mantengo esa temática pero también me gusta ofrecer política, filosofía y feminismo.”

Desafío: “El había llegado a comprar una notebook y conectar Internet en el puesto, pero nunca tuvo paciencia para aprender. Entonces ese fue mi mayor logro: incorporar la tecnología y adaptar a Facebook e Instagram como canal de venta.”

Marca de época: “Antes el tipo de público era más informal, buscaba novelas o poesía. Por el cierre de editoriales y los costos, ahora vienen por materiales de estudio e investigación. Y a partir de la pandemia sólo el 30% de las ventas quedaron presenciales, lo demás es online.”

 

EL DESAFIO DE LAS PYMES EN TIEMPOS DE PANDEMIA Y CRISIS

Según el Reporte Global sobre el Estado de las pymes publicado por Facebook, el 61% de las pequeñas y medianas empresas argentinas en esa plataforma confiaba, en el último abril, “en su capacidad para permanecer abiertas” durante al menos un semestre más. Ese escenario posiciona al sector en nuestro país con un mejor pronóstico que el promedio mundial y que, por ejemplo, Brasil y Colombia. Sin embargo, el desafío al que se enfrentan es tan grande como la crisis. Ya que el mismo estudio reveló que 5 de cada 10 negocios, a pesar de tener canales en redes sociales, tuvieron ventas menores al año pasado, mientras que el 26% redujo sus plantas de empleados. De todos modos, el dato alentador es el logro de permanencia, porque también en dicha encuesta el 83% de los emprendimiento informó tener “actividades generadoras de ingresos”.