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No hay dudas. Es el color del verano y se lleva en distintos tonos.
En su versión pastel, vibrante o apagada. El tono más calmo del pantone se lleva en sets o en accesorios. Su maridaje predilecto es con los colores tierra o con sus diferentes gamas. En texturas transparentes, sastreras o incluso charol.
Otro buen compañero que sabe elevarlo es el blanco, especialmente en el makeup. Y para las más osadas, sabemos que el rojo furioso es su mejor dupla.
Con neutros como blanco, negro y gris se lleva de maravillas. Es un tono suave que con ellos adquiere fuerza.
Si bien durante el invierno fue cuando se impuso, este verano sigue en carrera y en total look. Los zapatos y las carteras se convierten en accesorios básicos para realzar estilismos. Da un toque súper delicado y sereno.
Si todavía no ensayaste este color, es el momento de sumarlo.