Medias blancas a la vista: el accesorio top del momento

Es un territorio polémico y que polariza bastante: o te encanta, o te parece un crimen de la moda. Lo cierto es que las medias blancas dejaron de ser exclusividad del gimnasio o las clases de tenis.

El lenguaje de la moda nos viene a recordar que con mocasines, sandalias, stilettos e incluso con zapatillas deportivas y un look formal, es el súmum de la onda.

Hay una realidad. Esta tendencia no tiene opiniones neutrales. Y si de mover el avispero se trata, asumir las medias cortas blancas (deportivas, incluso a veces con rayas) es lo que hay que hacer para que empiecen a hablar.

¿Hay referentes? Claro. En 2020 Hedi Slimane apostó a los soquetes con mocasines para hacer referencia desde Celine a las subculturas británicas, y ese mismo año la firma Chanel rindió homenaje en su desfile a los años de la infancia de Cocó en el orfanato de Aubazine, en donde los elementos colegiales tuvieron una fuerte carga simbólica.

Luego Burberry, Marc Jacobs, Jacquemus, Hermès, Gucci, Loewe, Miu Miu y The Row han incorporado este dúo en sus colecciones. Solo fue cuestión de segundos para que las chicas de moda como Pernille Teisbaek, Loulou de Saison o Jeanette Madsen agregaran medias cortas a sus looks.

Esta temporada nos sorprendió cómo las firmas de lujo volvieron sobre esta tendencia que enamoró a muchos desde que en 1957 se la vio a Audrey Hepburn en Una cara con ángel, luciendo medias blancas y zapatos masculinos.

En una de las imágenes más conocidas de la película (de hecho, fue su cartel) sale la actriz bailando enfundada en un suéter de cuello vuelto negro, unos pantalones ajustados en el mismo color y unos mocasines también negros. Al parecer Hepburn no quería ponerse aquello porque detestaba la mezcla con medias blancas.

El libro Cómo ser adorable según Audrey Hepburn, de Melissa Hellstern, recoge la anécdota con palabras del propio director de la película, Stanley Donen: “Yo quería que llevara medias blancas, y aquello la dejó atónita”. Para la actriz, eso estropeaba “el efecto de la silueta negra” acortando la línea de sus pies. El cineasta le insistió: si no se los ponía, su silueta quedaría fundida con el fondo. “Empezó a llorar y se fue corriendo al vestuario”, contó Donen. “Al cabo de un momento, recobró la compostura, se puso las medias blancas, volvió al escenario y siguió adelante sin chistar. Luego, cuando vio la secuencia, me envió una nota en la que decía: «Tenías razón en lo de los calcetines. Con cariño, Audrey»”. Superado el prejuicio, dieron con un look icónico en la historia del cine y que obviamente sería adoptado por los diseñadores de renombre de allí en adelante.