Después de 20 años de éxito, la icónica tienda cerró sus puertas en 2017. Para todos aquellos que aún la extrañan, este documental le da nueva vida.
Ver Colette Mon Amour, el nuevo documental sobre la amada boutique de París, en un momento en el que “entrar en una tienda” y “mezclarse con otras personas” se sienten como actividades alienígenas, es un verdadero lujo. Sucede que la tienda que se ubicaba en la Rue Saint-Honoré, fue escenario no sólo para compradores fanáticos, sino también de desfiles durante las semanas de la moda. Pero como pasa con todo, llegó el final. Y en diciembre de 2017 Colette cerró sus puertas para siempre.
En esta película, celebridades y diseñadores lloran todavía su final. Virgil Abloh , Kanye West, Chitose Abe de Sacai y Ronnie Fieg de Kith se encuentran entre los que pronuncian elogios. “Cuando me enteré del cierre, no lo podía creer”, dice Pharrell Williams. “Todavía estoy incrédulo”. West lo resume: “Colette era Internet antes que Internet”.
Dirigida por Hugues Lawson-Body, Colette, Mon Amour tiene suficientes cabezas parlantes para llenar un bloque de una hora de CNN.
Por supuesto, en el corazón de la magia de Colette se encuentran Colette Rousseaux, la homónima de la tienda, y su creadora Sarah Andelman. “Nunca intentamos crear este culto”, jura Andelman. Las dos marcas convencieron para hacer colaboraciones cuando eran una novedad, trabajando con todos, desde grandes casas de moda como Hermès y Chanel, hasta artistas callejeros, expertos en la industria de la moda como el productor de espectáculos Alexandre de Betak, el diseñador de sonido Michel Gaubert y el publicista Lucien Pagès.
“Nunca fue algo que quisimos usar para hacernos más famosos”, insiste Andelman. Aún así, la tienda realizó eventos importantes como el lanzamiento de un Apple Watch con la asistencia del fanático de Colette Karl Lagerfeld. (“El señor Lagerfeld solía venir todos los sábados”, como un reloj, dice ella). Colette fue visitada una misma noche por Catherine Deneuve y Travis Scott. Pero también venía el hombre que limpiaba la calle a comprarse un par de zapatillas. Colette fue inclusiva cuando la moda priorizaba la exclusividad. Fue democrática mucho antes de la “democratización” de la moda. Y fue experiencial antes de que el comercio minorista se convirtiera en “experiencia”. Nuestra filosofía, desde el primer día fue estar abiertos a todos y tener un buen mix de productos. La gente tenía miedo de entrar porque pensaban que era un lujo, pero enseguida se dieron cuenta de que era un espacio para todo el mundo, confiesa Andelman.
Sin embargo afirma no estar arrepentida del cierre de la tienda que creó. Desde ese momento estuvo ocupada con su negocio de consultoría y curaduría Justa an Idea, que fundó en 2018.
A pesar de la afición de la moda por la cultura del reinicio, Andelman no tiene planes de reiniciar Colette, de ninguna forma. “Es que mi relación con la pasarela se volvió más distante”, dice. Y es que el mundo cambió pero no sus ganas de seguir creando. Ahora será momento de recordar todo lo que la tienda nos dejó.
Colette, Mon Amour, en colettemonamour.com