Racismo y discriminación: la controversia que rodea a dos referentes de la moda

Racismo y discriminación: la controversia que rodea a dos referentes de la moda

El universo fashion internacional está revolucionado por este caso que involucra a una diseñadora de alta costura y una editora de moda.

30/01/2018 21:17

Estoy dando mil vueltas para escribir esta nota. Muchas veces la industria de la moda ha sido objeto de controversias por episodios de racismo, antisemitismo y discriminación. Pero sin embargo, acá estamos. La semana pasada dos pesos pesados del mundo de la moda sufrieron el escarmiento por usar frívolamente un discurso transfóbico, homofóbico y racista. Usaron la palabra que empieza con “n”. Ofrecieron disculpas no muy sentidas. Está todo mal.

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Para resumir: la diseñadora de alta costura Ulyana Sergeenko le mandó a su amiga Miroslava Duma, estrella del street style y editora del sito de moda Buro 24/7, un ramo de flores con una nota que leía “To my n*ggas in Paris” (Para mis negros en París). Duma compartió la nota en sus historias de Instagram (a la que le añadió un emoji de corazón) y sus más de 1,6 millones de seguidores no tardaron en indignarse.

Tal vez Sergeenko o Duma no sean tan conocidas. Sería fácil minimizar el episodio porque son oscuras figuras del mundillo. Pero su influencia es enorme. Muchas celebridades usan los diseños de Sergeenko, desde Kim Kardashian hasta Emilia Clark. Y Duma es mucho más que una estrella del estilo callejero: su red de medios, según Bussiness of Fashion, incluye “once mercados a lo largo de cuatro continentes y atrae pauta publicitaria de marcas de lujo como Hermès y Louis Vuitton”. Es además fundadora de Fashion Tech Labs, que invierte en tecnología de moda. Lo que ellas dicen tiene peso.

Cualquier persona que escuche la música de Kanye West sabe que la frase es una referencia a “N*ggas in Paris“, su canción con Jay-Z. Y cualquiera con dos dedos de frente sabe que si no sos negro, esa palabra está prohibida.

¿Por qué? La cuestión es la siguiente: es una palabra que se utilizó como arma para atacar a la gente de color desde la época de la esclavitud. Al igual que Bette Midler, Goldie Hawn y Diane Keaton, que cantaban “No sos mi dueño” a sus terribles exmaridos en El club de las divorciadas, acá yo canto “Esta palabra no les pertenece” a cualquiera que no sea negro. Después de todo, el uso frívolo de esta frase anima a la gente a hacer cosas como la siguiente:

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Sacate una foto con la cara negra sosteniendo una torre Eiffel de mentira, escribí “la n*gga más cool de París” y decí que es una sátira. Pero, ¿saben qué? No es gracioso. No es gracioso para una comunidad de gente que tiene que soportar que la opriman sistemáticamente, que se les niegue el acceso a varias industrias (¡incluida la moda!). Que ve cómo sus miembros son asesinados por la policía porque los agentes “tenían miedo”. Que ve cómo el presidente de Estados Unidos contrata a supremacistas blancos en su gabinete a la vista de todos. Gente a la que le dicen que deberían volverse a sus países (de donde, dicho sea de paso, nos secuestraron originalmente) si estas manifestaciones los enojan. Es difícil tomárselo con humor en este contexto.
Para echar más leña al fuego, el incidente fue apenas la punta del iceberg: desde entonces, comenzó a revelarse más evidencia de las opiniones racistas, homofóbicas y transfóbicas de Duma.

Apenas un par de horas después de que subió su historia a Instagram, apareció un video de Duma de una conferencia de prensa de Buro 24/7 de 2012 en la que le preguntaron sobre su opinión acerca del estilo del bloguero Bryanboy y sobre la campaña de trajes de baño de la modelo transgénero Andreja Pejić. Duma respondió que no le gustaban y que debían ser censurados porque temía que los niños pequeños observaran ese comportamiento y se llevaran una idea equivocada. Sí, el video de Duma es de hace cinco años, y tal vez la gente cambia, como salió a decir en sus disculpas públicas. Pero su historia de Instagram fue de esta semana. Y eso es preocupante.

“Fue tremendo para mí ver ese video”, le dijo Bryanboy a ELLE.com. “Le tengo mucho respeto a Mira. Es una persona que yo admiro. Lo que ha hecho en la industria es admirable. Así que verla escupiendo propaganda homofóbica y transfóbica frente a un grupo de gente joven fue horrible. Está mal”.

Lo más doloroso, añade Bryanboy, es que el ataque provenga de una industria que ama tanto y que lo ha recibido con los brazos abiertos. “Siempre tuve la sensación de que en la moda podía ser la persona que yo quería ser”, dijo. ” Y de repente tenés gente como Miroslava que anda diciendo que está mal ser como soy yo. Ella es un actor clave en el medio, tiene mucha influencia. Lo que hizo es dañino”.

Andreja Pejić respondió con un posteo contundente en Instagram. “La moda no siempre ha celebrado, para citar a @miraduma, a la ‘gente como nosotros'”, escribe Pejić. “Hoy puedo decir que he desfilado para diseñadores icónicos como @MarcJacobs e incluso he salido en las páginas de la Vogue estadounidense siendo yo misma. Sin embargo, durante mucho tiempo sentí que no me merecía un lugar sólido en la moda. Me acuerdo de cuando era una de las dos únicas personas que representaban la ‘tendencia’ que ahora la mayoría llamaría ‘diversidad de género en el mundo de la moda’. En 2010 mi amiga @LeaT y yo recibimos muchísima atención de la prensa internacional pero también muchísimas manifestaciones de ignorancia y desprecio. Hoy somos parte de un movimiento de talentos únicos que está derribando las viejas categorías y mostrando un amplio espectro de edades, colores, géneros y clases. Los deseos de @miraduma de que ‘la tendencia se disuelva rápidamente’ no se cumplieron. ¡Agradezco haber prevalecido!”.

Pejić todavía tiene esperanzas. Cree que se le debe dar a la gente la oportunidad de crecer y de cambiar. (Duma finalmente ofreció unas disculpas un poco más sentidas que las originales). La modelo quiere animar a todos, más allá de su género, a mirar el futuro con la frente en alto: “Nuestra causa está evolucionando; algún día veremos la revolución”.

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Bryanboy es más cauteloso. “Roman Polanski todavía está trabajando. Bruce Weber y Terry Richardson también. ¿Qué podemos hacer? Una cosa es disculparse o negar las acusaciones, pero la vida continúa. Hacen una donación importante, consultan con una agencia de relaciones públicas, dejan pasar un año o dos y después todo vuelve a ser igual. Lo mejor es que la gente esté educada e informada, que sepa que este tipo de comportamiento no debe ser tolerado. Hay que dejar de hacer la vista gorda”.
Es fácil desestimar estos episodios y decir que es todo “una exageración”. Tampoco se debe atribuir el discurso racista a la ignorancia; sería pereza intelectual. En este momento nuestra voz debe ser oída. Las mujeres de todo el mundo están diciendo #MeToo y Time’s Up. Esto también se terminó.