Habían firmado exclusividad con el deporte pero rompieron contrato. Asociadas ahora a la vida urbana, las calzas ciclistas nos invaden. Desde Dolce & Gabbana hasta la cápsula de Rihanna para Puma. Así se llevan.
Hay que reconocer que la famosa que logró posicionar este ítem a fuerza de insistencia fue Kim Kardashian. La vimos una y otra vez llevar esta pieza y lucirla orgullosa como si fuera su caballito de batalla. Contra toda crítica, supo llevarlo con crops-tops, camperas oversize, botas con taco vertiginoso y hasta ¡con ojotas! La pregunta es… ¿cómo lo lleva un simple mortal? Con remera básica anudada más zapatillas es un clásico infalible, con blazer y t-shirt básica debajo es una buena opción para sumar un poco de formalidad.
Sin embargo, la pasarela sumó infinitas opciones fáciles de adoptar: con una bomber, debajo de una falda XS, con top transparente y tacos o con maxi suéter. Si bien es un ítem que corrió rápido durante fines de los ’80 y principios de los ’90, nunca imaginamos que podría salir del mundo del deporte. Lo cierto es que desde comienzos de este año las marcas internacionales apostaron a los ciclistas como una prenda que tendría fuerte presencia en el mundo de la moda. Modelos, celebridades e influencers se sumaron a la tendencia con looks impensados. Primero fue el sector del lujo quien le dio nueva vida a esta pieza olvidada.
Sabemos que las firmas de alta gama son uno de los factores más decisivos para establecer las tendencias que predominan en la industria y las que influyen en las colecciones de las low cost. Burberry, por ejemplo, lanzó unos ciclistas negros con una banda blanca en la cintura y el logo estampado. Nina Ricci innovó con encaje para darle un tinte sofisticado y nochero. De ahí en más, it girls de la talla de Chiara Ferragni jugaron con las posibilidades que ofrece un modelo por demás cómodo. A ella la vimos combinar estas “mini leggins” con un top y una camisa abierta. Bella Hadid y Kendall Jenner, fieles a su estilo, combinaron este ítem con blazers y botas para no pasar inadvertidas.
No está de más recordar que el nacimiento de esta prenda está ligado justamente a la liberación femenina y que su antecedente fueron los famosos “bloomers”, aquellos pantalones anchos con elástico debajo de la rodilla, que usaban las mujeres en el siglo XIX para andar en bicicleta. Este ítem inventado por la periodista y defensora de los derechos de la mujer, Amelia Bloomer (que no era más que un pantalón ancho de inspiración turca: prácticamente una falda dividida en dos), fue recibida con el más absoluto rechazo. Sólo las mujeres valientes se animaban a llevarla, a riesgo de ser atacadas o insultadas en la calle. Así, con el correr del tiempo, parecía que la batalla por el uso de esta prenda estaba perdida, pero mientras tanto se había avanzado un largo trecho en la emancipación femenina. Finalmente, con la popularización de las bicicletas, los atuendos se fueron modificando y el foco se centró en la ropa que brindara sensación de libertad y confort. Durante largo tiempo los ciclistas, tal como los conocemos hoy, estuvieron relegados al universo sport. Hoy se amplía el campo y el athleisure gana terreno en la calle, rompiendo con las barreras que separaban la ropa deportiva de la urbana.
Una vez más, deporte y lujo aúnan fuerzas y ganan la partida.