Las tendencias apuran la marcha. El tiempo estival se acerca y estos son los ítems que no te pueden faltar para ponerle onda al verano.
Ciruela, rojo y suela. La alianza parece inquebrantable y estos colores juntos desprenden una energía arrolladora. Está comprobado que los tonos vibrantes inciden en la manera en que encaramos el día y nos hacen sentir más seguras. Seda más cuero o gabardina con lanas ligeras (para una noche de verano) son las claves del éxito.
Con beige, avellana y neutros, baja la dosis de intensidad y crea una armonía perfecta. En total look, este bordó profundo e intenso libera una fuerza que da mucha presencia. ¡Por todo eso nos encanta! Descartamos el hecho de ubicar ciertos colores en estaciones específicas y aprovechamos el pantone al máximo durante todo el año.
Neutro, y por lo tanto amigable con el resto del pantone, el camel despliega sus derivados en tonos hacia arriba y hacia abajo. En un equipo completo, con un toque de blanco o algún accesorio rosa, muestra sus bondades y nos saca de la rutina. Un cashmere, un vestido de cuero o un tapado de gabardina son prendas para siempre.
La firma Dolce & Gabbana fue la embajadora de la tendencia hace algunas temporadas. Lo cierto es que los aros XL siguen siendo un ítem fuerte que mostró sus beneficios: levanta un outfit básico, enaltece un vestido de fiesta y nos exime de llevar otros accesorios. ¿La clave? Elegir el modelo que mejor se adapte a nuestro formato de cara.
Las gafas skinny tuvieron su momento de gloria pero tenemos claro que nada es más sentador que un par de lentes de sol enormes. Cautivan con su halo de misterio, dan el toque lúdico y completan un look despojado sin más. Con marcos gruesos de color, strass (¡sí, vuelven!) o tornasolados, llegó la hora de jugarse.