ELLE Hit
La visión de cada creador para traducir las flores nunca deja de sorprendernos. Temporada de reinterpretaciones.
Todas recordaremos por siempre la frase de Miranda Presley (Meryl Streep) en The devil wears Prada: “Florals? For spring? Groundbreaking”. Sucede que el cliché de flores en la temporada primavera-verano acecha siempre. Lo cierto es que hay colecciones icónicas que han quedado en la memoria colectiva de moda y su poder hace que sea imposible olvidar esta tendencia, lo que explica en gran parte el porqué los diseñadores siempre vuelven a ella. Repasemos: en 1947, Christian Dior presentó su colección de alta cos tura. La llamó Corolle. Su idea no solo era introducir las flores como símbolo de elegancia. Para el diseñador francés, las flores eran casi una obsesión: “La única creación de Dios que superó a la mujer”, “Gracias a Dios que existen las flores”, dice en la primera página de Dior: In Bloom (el libro con el que la casa celebra su historia de amor con las flores).
Su idea era hacer ver a la mujer como una flor. Esa colección, que pasó a la eternidad como new look, inauguró la “edad de oro” de la alta costura. Si pensamos en primavera, encontramos otro sinónimo: Oscar de la Renta. El creador dominicano empapó de flores todas sus colecciones. La alegría en las prendas para él era innegociable. En su temporada otoño-invierno 2021 esto quedó plasmado para la eternidad cuando sus vestidos fueron elegidos para la alfombra roja por varias celebridades.
En otro extremo nos encontramos con Alexander McQueen en 2007, cuando presentó Sarabanda, una línea que reversionaba la simbología pura y casta de las flores. La teatralidad tomó acá la delantera en prendas inspiradas en el siglo XIX, demostrando su costado más sombrío. Todas las amantes de la moda recordamos el final de aquel desfile: la modelo caminando por la pasarela con un vestido hecho de flores naturales que iban cayendo a su paso. “Las cosas se pudren… usé flores porque mueren. Mi estado de ánimo era oscuramente romántico en ese momento”, confesó.
Otro momento icónico sucedió en 2018 cuando la bóveda del Gran Palais, en París, se convirtió en un jardín para que Chanel inaugurara la temporada primavera-verano. Lagerfeld creó una colección en donde las flores se convirtieron en accesorios y terminaciones (incluso en zapatos).
Llegamos a esta temporada entendiendo a la perfección que las flores inspiraron siempre a los creado res, incluso a aquellos con una mirada más oscura.
El alma de cada uno se vio reflejada a lo largo del tiempo en prendas icónicas que hicieron historia. La reinterpretación actual de la tendencia muestra que la fuente de creatividad es inagotable: desde las flores incrustadas de Balmain, en diferentes texturas, o las de Marni, que simulan papel, hasta las rosas blancas de David Koma, que se pegan directamente a la piel.
2025 estará repleto de jardines, incluso (y fuera del cliché) los días más fríos. Algo que nos recuerda la famosa frase de Henri Matisse: “Siempre habrá flores para aquellos que quieran verlas”.