Una de cada cuatro futuras madres experimentan problemas de salud mental, pero pocas hablan del tema.
En los últimos años ha habido más debate acerca de la depresión posparto. Muchas madres famosas, como Chrissy Teigen, Serena Williams y Sarah Michelle Gellar, hablaron con franqueza sobre lo que sintieron al padecerla cuando se suponía que tenían que estar viviendo el mejor momento de sus vidas.
Si bien es positivo que el debate esté en alza, no suele hablarse demasiado sobre la salud mental perinatal. El término refiere a los cambios en salud mental durante el embarazo y son más comunes de lo que uno podría pensar.
La depresión perinatal debe ser diagnosticada
A principios de año, un estudio del King’s College de Londres reveló que una de cada cuatro mujeres embarazadas experimentan problemas de salud mental, un número más alto de lo que se esperaba. Las enfermedades que se detectaron en el estudio van desde la depresión (%11), la ansiedad (%15), los desórdenes alimenticios y los desórdenes obsesivo-compulsivos (%2), el estrés postraumático y la bipolaridad en menos del uno por ciento.
Más recientemente, se estrenó un nuevo documental llamado Perinatal Positivity, que trata de informar a las mujeres sobre la importancia de hablar de cualquier desafío que encuentren durante su embarazo en relación a su salud psíquica. La directora Emma Lazenby dijo que, durante su investigación, notó carencias de las mujeres embarazadas en relación a su salud mental.
“Los cursos de preparto suelen concentrarse en la salud física y la fisiología del nacimiento, pero hasta hace poco, nadie hablaba de salud mental”, dice. “Muchas mujeres se sorprendieron y no sabían lo que les estaba pasando; suponían que tenían algo en el cerebro y que nunca más volverían a la normalidad”.
Cuando Michelle Shulman, la dueña de una pastelería de lujo, de 40 años, quedó embarazada de su primer hijo en 2000, se sorprendió porque siempre se había sentido una persona muy alegre y optimista, pero de pronto lloraba todo el tiempo y estaba irritable.
“Mis amigos culpaban a mis hormonas y me evitaban bastante si estaba de mal humor”, le contó a Harper´s Bazaar. “No fui diagnosticada con depresión pre y post parto hasta después del nacimiento de mi hija, cuando una enfermera que me visitó en casa me notó rara. Ahí fui derivada a un médico para ponerme en tratamiento y me recetaron antidepresivos durante 6 meses, que me ayudaron muchísimo”.
Los síntomas suelen confundirse con los del embarazo
La noción antigua de los “cambios de humor” a veces puede entorpecer el diagnóstico de un problema de salud mental genuino durante el embarazo. “La gente suele decir que es normal que las mujeres tengan cambios de humor en vez de reconocer el hecho de que algo anda mal”, dice Janet Fyle, partera y consejera en el Royal College of Midwives. “Como personal de salud y como sociedad, tenemos que ayudar a esas mujeres. Basta de decir que las mujeres sufrimos cambios de humor. Los estudios demuestran que las mujeres embarazadas pueden sufrir depresión”.
Según el Servicio de Salud inglés (NHS por sus siglas en inglés), es “común que las mujeres sufran problemas de salud mental por primera vez durante el embarazo”, sobre todo porque están más vulnerables y ansiosas. La causa es desconocida, como sucede con muchas enfermedades mentales. Fyle dice que los disparadores van desde “cambios hormonales, cambios en las vidas de las mujeres o mujeres que ya son susceptibles de tener enfermedades mentales”.
¿Qué tipo de ayuda está disponible?
Cuando Shulman, a la que le dieron un diagnóstico de bipolaridad, quedó embarazada por segunda vez dos años más tarde, la controlaron mucho más frecuentemente, tanto profesionales de la salud y como su familia. Vivió su segundo embarazo mucho mejor en comparación con el primero.
La clave para acceder a la ayuda necesaria y al tratamiento adecuado tiene que ver con que las mujeres se sientan cómodas para hablar de cualquier preocupación que les surja en el embarazo, ya sea física o psíquica, con su partera o su médico. Reconocer los sentimientos es el primer paso para recibir ayuda. “Al hablar con las mujeres, podemos identificar qué les pasa e incluso si no tenemos la solución, buscar el camino o el especialista a quien referirla”, añade.
Dejar atrás el estigma
Una de las razones por las que las mujeres no se sienten cómodas para hablar con sus parteras es el estigma que acompaña a la salud mental. Como dice Fyle, las futuras madres suelen creer que admitir que la están pasando mal equivale a “ser una mala madre” o “no estar a la altura de las circunstancias”, cosas por supuesto falsas.
“Debemos hablar sobre eso y quitarle el peso porque nadie elige estar mal, no es algo que la gente planifica”, dice Fyle. “Debemos revisar la necesidad de equiparar la salud mental con la física. Debemos hablar si la persona está sintiéndose mal, preocupada o estresada porque el embarazo trae sus propias preocupaciones”.
Fyle añade que este estigma se suele combinar con una falta de comprensión sobre los cambios del embarazo. “El embarazo es uno de los cambios más monumentales en la vida de una mujer”, dice. “Como sociedad, no comprendemos cómo impacta el embarazo en la vida de una mujer. Es comprensible que haya cambios psicológicos”.
El consejo que ofrece es el siguiente: si te sentís un poquito diferente, con ganas de llorar, estresada, ansiosa o que algo no se siente bien, hablalo. Tal vez requiera tratamiento o tal vez no. “Si más mujeres dicen lo que sienten, nosotros como personal de salud los podemos ayudar y esto hará que más mujeres se sientan habilitadas a hablar, porque sabrán que las van a ayudar”.
Como señala Lazenby: “Las mujeres que pudieron recuperarse de esto dijeron que llegaron a conocerse mejor, se sintieron más fuertes que nunc y más aptas para lidiar con la vida luego de esta experiencia”.
¿Puede mejorar la salud mental en el embarazo?
Sí. Muchas mujeres notaron cambios positivos en su salud mental mientras gestaban. Para Michelle Frewin, de 30 años, su depresión y su ansiedad prácticamente desaparecieron cuando estaba embarazada, lo que la animó a dejar su medicación antidepresiva.
“Mi salud mental mejoró drásticamente”, dijo. “Pensé que me iba a costar pero me sentí muy normal, como si fuera la persona que era antes de empezar a tomar antidepresivos. Me sentía feliz, llena de energía, positiva; cada día sentía que iba a ser genial. Estuve muy productiva, casi nunca tuve cambios de humor y estaba relajada y equilibrada. Amaba mi cuerpo y me ponía lo que tenía ganas”.
Después de dar a luz, Frewin notó que su salud mental se deterioró otra vez, con mucha ansiedad, melancolía, como si toda la energía que había tenido esos 9 meses se hubiera acabado de pronto. Volvió a ver a un terapeuta, que le dio algunas sesiones, le aseguró que estaba haciendo las cosas bien y le sugirió ver a un médico que le volvió a recetar medicación antidepresiva.
“Decidí usar mi energía de una manera positiva y la puse toda en armar un negocio de venta de ropa vintage”, dice Frewin. “Me encanta lo que hago y lo que logré desde que fui madre. Todavía dependo de la medicación para estar equilibrada y suavizar los días malos, pero con mi hija, mi marido y mi trabajo que va sobre ruedas, me siento más segura y estoy mucho mejor”.
La NHS añade que algunas mujeres con una historia de enfermedad mental severa pasan buenos embarazos, y que es importante recordar que todos somos diferentes. Fyle está de acuerdo y sugiere que los profesionales de la salud “no desautoricen la experiencia de la mujer embarazada”.
Algunas mujeres tienen embarazos fabulosos y notan mejoras en su salud mental; otras no. Es una experiencia individual. Lo cierto es que todas deberían confiar en lo que cada una siente durante este periodo que cambia la vida.
Vía ELLE.uk