Agua
El agua es esencial para una digestión saludable ya que, consumirla en cantidades adecuadas, mejora este proceso desde el inicio hasta el final.
Existe un renovado interés en la salud digestiva que, sin duda, está relacionado con la abundancia de información científica que ha surgido acerca de la importancia de mantener un “microbioma intestinal” saludable. El microbioma es el conjunto de bacterias que habitan en el tracto digestivo y que afectan a la salud de varios sistemas en el cuerpo.
Por eso, para mantener un sistema digestivo saludable, debemos tomar conciencia de la importancia de consumir probióticos (las bacterias “buenas”), así como prebióticos (algunos tipos de fibra que sirven como “alimento” para los probióticos), además de la fibra adecuada, que ayuda a llevar los residuos a través de tu sistema y a mejorar el equilibrio digestivo.
Sin embargo, existe algo mucho más sencillo y básico para que tu sistema digestivo funcione correctamente: el agua. El agua interviene literalmente en todos los pasos del proceso digestivo, otra razón por la cual mantenerte correctamente hidratada es muy importante para la salud.
Desde el inicio del proceso digestivo, el agua es uno de los principales componentes de la saliva. La saliva tiene diferentes funciones:
Por cierto, es falso el mito de que beber agua con los alimentos diluirá los jugos digestivos tanto que no puedan hacer su trabajo. Consumir el líquido adecuado con los alimentos ayudará a mejorar el proceso. El agua también es necesaria para producir la mucosidad que recubre el estómago y lo protege de los jugos digestivos que son altamente ácidos.
Conforme los alimentos se mueven a través del intestino delgado, el agua facilita muchas de las actividades digestivas:
Mientras el proceso digestivo continúa en el intestino grueso, el agua también es muy importante:
Las fibras solubles que ingerís (de alimentos como la avena o la cebada) se disuelven en agua, lo que les permite hincharse y obtener más volumen.
No hay duda de que una digestión saludable depende de la ingesta de fibra adecuada (aunque los probióticos también son una buena idea). El ejercicio también es importante, al mover los músculos del esqueleto durante el ejercicio, estás estimulando los músculos lisos del tracto digestivo, lo que ayuda a mejorar su equilibrio. Pero no te olvides de lo más sencillo y básico de todo: asegurarte de consumir suficientes líquidos cada día para que tu sistema funcione correctamente.
Susan Bowerman es la Directora Sénior de Educación y Capacitación en Nutrición Mundial en Herbalife Nutrition. Es Licenciada en Biología con Honores de la Universidad de Colorado y Magister en Ciencia de los Alimentos y Nutrición de la Universidad Estatal de Colorado. Más información sobre Susan Bowerman en: https://yosoyherbalifenutrition.com/contributors/susan-bowerman/