Con tu pareja, con un un amigo, un compañero de trabajo o un familiar... todas hemos tenido personas que nos llevan al límite. ¿Cómo enfrentar la situación de la mejor manera posible?
Las relaciones son difíciles. Ponen a prueba nuestra paciencia, nos alteran y nos hacen cuestionarnos todo tipo de cosas sobre nosotros mismos. Pero por difíciles que puedan ser, hay una razón por la que existen en nuestra vida y hay mucho que podemos aprender de ellas.
Para hacer frente a este tipo de relaciones, tips y consejos del Centro de Kabbalah:
1. Buscá patrones que debas romper en tu propio comportamiento. ¿Alguna vez notaste cómo algunas personas salen de una relación difícil para después entrar en otra relación exactamente igual? Quizá renunciaste a un empleo debido a un jefe autoritario para después encontrar uno nuevo con un jefe tan autoritario como el anterior. Estos patrones no son casuales. Cuando observamos que el mismo escenario se presenta en nuestra vida una y otra vez, es señal de que debemos examinar minuciosamente nuestro comportamiento. Quizás tu jefe parece muy autoritario porque te cuesta defender tus ideas o expresarte. El ciclo no terminará hasta que hagas un cambio interno. Preguntate: “¿Cuáles son las decepciones que sigo teniendo en mis relaciones?”. Observá si encontrás un patrón o asunto recurrente. Alejate de la situación y tratá de verla de la forma más objetiva posible. Hay dos lados en cada relación. Intentá deducir qué podés hacer diferente para evitar que este problema surja de nuevo en el futuro.
2. Siempre hay algo que aprender. Cuando estamos en una relación difícil, nuestra inclinación natural es culpar a la otra persona. ¡Y a menudo encontramos justificación! Quizás nos haya tratado mal, nos haya lastimado, nos haya mentido o nos haya hecho cualquier número de cosas terribles. Pero cuando culpamos a los demás, olvidamos que todavía hay una oportunidad para que aprendamos y crezcamos gracias a las situaciones. Incluso si no hiciste nada malo en la relación, hay una lección que podés seguir. Todo en tu vida está destinado a ayudarte a aprender, cambiar y convertirte en una persona mejor. La pregunta que debes hacer es: “¿Cómo decidiré crecer gracias a esta experiencia?”.
3. Sé fiel a vos mismo. A menudo buscamos que otras personas llenen el vacío que sentimos en nuestra vida. Alguien inseguro con su apariencia personal podría buscarse a una pareja que constantemente le reafirme que es hermoso. La desventaja de esto es que se vuelve tarea del otro hacernos sentir bien constantemente. Hay una expectativa de que la otra persona “nos complete”. En realidad, ¡esa es una carga demasiado pesada como para adjudicar a otra persona y nunca funcionará! Otras pueden querernos, apoyarnos y ayudarnos en nuestro viaje, pero depende de cada uno de nosotros trabajar en nosotros mismos: crecer, aprender y amarnos tal como somos. Si no sos auténtica con vos mismo, no podés serlo con tu pareja. ¿Cómo sabés qué querés y qué no queres? ¿Cómo podés hacerte feliz?
4. Mirá el pasado con benevolencia. Sin importar cuánto alguien nos haya lastimado en el pasado, la única manera en la que podemos avanzar con nuestra vida es a través del perdón. Pasar la vida acumulando dolor, odio o rabia solo te hiere a vos a fin de cuentas. Podés recordar los eventos de una relación y reconocer que la otra persona cometió errores o hizo algo que no estuvo bien, y aún así intentar comprender su intención y tratar de perdonar. Esto no significa que tengas que dejar que entre de nuevo en tu vida si no querés o que simplemente dejes pasar la situación, sino que te permite deshacerte del dolor, aprender las lecciones que estabas destinada a aprender y avanzar con una nueva perspectiva.
5. Confiá en que esta relación te la envió el universo. Hay un sistema perfecto creado para ayudarnos a cada uno de nosotros a crecer exactamente de la forma en que necesitamos. Todo lo que entra y sale de nuestra vida es solo para nuestro beneficio, lo veamos en su momento o no. Para convertirte en la persona que estás destinada a ser, habrá personas que traigan desafíos a tu vida porque los necesitás para crecer. Saber esto puede ayudar a cambiar la forma en que pensamos en una relación “perfecta”. Una relación perfecta no es una que no tenga dificultades, sino una que está perfectamente diseñada para ayudarnos a crecer de todas las formas correctas. Conectate y reconocé la bondad inherente que hay en tu interior. Cada relación difícil es una oportunidad para cambiar tu vida por completo.
No todas las relaciones pueden ser sanas y satisfactorias, pero incluso las más difíciles pueden ayudarnos a ser mejores personas. Las relaciones ponen a prueba todo nuestro crecimiento y trabajo espiritual. ¿De verdad somos tan pacientes como creemos? ¿Tan altruistas? ¿Tan libres de prejuicios? Ellas ponen el foco en las cosas que ni siquiera conocíamos de nosotros mismos y es por esa razón que son tan importantes. Comenzá a ver tus relaciones desde una perspectiva que incluya qué te pueden enseñar sobre vos mismo y qué podés aprender de ellas, y observá la diferencia que esto marca.