Fenómeno
Para poner el cuerpo en movimiento, como diversión y hasta como entrenamiento y desarrollo personal, la danza mejora la salud física y emocional. Testimonios de quienes enseñan distintas disciplinas.
Si el cuerpo es un instrumento y el movimiento un lenguaje, el baile es una invitación a expresarse, se nutre de lo sensible y subjetivo de cada persona. “Apropiarnos del propio cuerpo, habilitar zonas que vuelven a percibirse o redescubrirse, conectarnos con nuestros sentidos y convocar a nuestro imaginario, resultan actividades saludables, a menudo reparadoras”, señala Mariana Danani, bailarina, licenciada en Composición Coreográfica (UNA), profesora de Técnicas Corporales de la Licenciatura en Musicoterapia de la UBA, y en la UNA. “Las propuestas que invitan a explorar lo propioceptivo para luego, con lo registrado, desplegar la propia danza y compartirla en grupo ofrecen un efecto terapéutico en sí, aunque esto no sea un objetivo para quien guía la práctica”.
Si el moverse y bailar son considerados como una actividad beneficiosa, la novedad son los distintos enfoques de una variedad de propuestas para iniciar procesos de autoconocimiento y desarrollo personal, que tienen como punto de partida la movilización del cuerpo.
DANZA ANCESTRAL
“Me interesó la influencia del cuerpo en la mente. Cómo, a partir del movimiento, la música y la interacción con otros, se activa la neuroquímica que genera la alegría, la confianza, el gozo, la afectividad, la intuición y lo trascendente”, dice Daniel Taroppio, psicólogo y profesor de tai chi chuan. Su propuesta es la danza primal que forma parte de un modelo integral de desarrollo humano que incluye la terapia transpersonal. No es un baile ni implica movimientos complicados. “La memoria corporal conserva habilidades y destrezas, también los traumas en forma de trastornos posturales o bloqueos musculoenergéticos -cuenta Taroppio-, pero hay una sabiduría original del cuerpo, una memoria que antecede a nuestra educación, y la danza primal se propone volver a esa energía primigenia”.
El trabajo es a partir de ejercicios individuales, en pareja y en grupos, con música étnica y popular. Se hace foco en posturas, gestos, sonidos, patrones respiratorios e imágenes. Para la práctica, se tienen en cuenta precauciones en caso de lesiones musculares o articulares, riesgo cardíaco, epilepsia, embarazo de riesgo, hipertensión severa y desequilibrios emocionales. La danza primal posee una visión energética de la naturaleza humana, la cual aporta la disciplina del yoga.
RITMO INTERNO
Creado por Gabrielle Roth en Estados Unidos, 5 Ritmos es una práctica dinámica de movimiento. Los ritmos del título son: fluido, staccato, caos, lírico y quietud. Cada uno propone formas, tales como el arte de percutir, comunicar, soltar, repetir y cerrar. “En su conjunto, los cinco se denominan La Ola; en cada clase se completan dos ciclos. El primero es para salir del plano mental y habilitar al cuerpo; el segundo, para profundizar en la percepción, emociones y sentimientos”, puntualiza Nadia Mac Namara, una de las cuatro profesoras capacitadas para brindar este sistema en la Argentina.
¿Qué movimientos surgen con el miedo o el enojo? En esta danza libre también se revelan maneras de transmutar creativamente la agresividad y la vulnerabilidad. “No empujamos lo que no nos gusta afuera sino que, al experimentarlo en tiempo presente, se permite su expresión auténtica y libre. En mi caso, los 5 Ritmos me han ayudado a transitar procesos emocionales acompañada por esta filosofía de vida”, explica Nadia, counselor y consteladora (@nadiayamuna_macnamara).
ALCANZAR EL CIELO
Al principio da vergüenza la improvisación corporal. “Pero, cuando se logra salir del piloto automático, te situás en el tiempo presente, empezás a escuchar al cuerpo, los pies te van guiando”, expresa María Luz Pilheu, psicóloga y astróloga, formada en danza consciente. “El movimiento consciente, practicado de manera regular, es un despertar sensorial. La mente se vacía, aparecen sensaciones, un contacto con lo más salvaje y natural con nuestro ser”.
Durante la clase se exploran la improvisación y la creatividad, cualidades que luego se pueden llevar a otros planos de la vida. “Se ríe, llora, juega y comparte”. El encuentro con otros es parte de la travesía. La propuesta tiene un diferencial, y es el de danzar en base a las energías del tránsito de los astros. Al inicio, se comparte esta información y posteriormente comienza un viaje musical guiado, para que cada participante vivencie desde el cuerpo y el movimiento. María Luz (@astro.luz) es influencer en Instagram, con más de 600 mil seguidores. AstroMov se llaman sus encuentros.
VIAJE ÍNTIMO
Un video en YouTube inmortaliza la voz e imagen de Rolando Toro, el chileno creador de la biodanza, la cual describe como “una poética del encuentro humano, un modo diferente de relacionarse en un mundo extremadamente solitario y carente de amor”. Esta propuesta, nacida en los años 60, busca potenciar los aspectos saludables de los individuos a través de la música, patrones de movimiento pautados, y con el apoyo del grupo que acompaña y contiene. En sus clases y encuentros, Josefina Terrén (@joseterren), psicóloga transpersonal, le suma a la biodanza recursos de autoasistencia psicológica (de Norberto Levy) para trabajar el miedo, la angustia, la culpa, la exigencia y la vergüenza. “Es importante aprender a autorregularnos, conectar con las emociones y su sabiduría, desarrollar un diálogo interno respetuoso y registrar la necesidad de entusiasmo o calma”. Las clases son semanales.
PIEDRA LIBRE
Con el nombre de Baile Nueve (@bailenueve), la bailarina Sofía Mazza y la productora y periodista Cayetana Vidal Buzzi crearon un formato de encuentros mensuales de danza libre, en Chacarita. Un DJ pasa música de los 70 y 80, disco, rock, pop, en español e inglés. Interpela a los de +35 que no van a boliches ni fiestas comerciales y les gusta bailar. “Sabemos que no es fácil no tener reglas, pero para nosotras es súper importante salir de toda estructura”, comenta Sofía, profesora de danza contemporánea Graham. “Me parece interesante que la gente se encuentre con su propio ser, se deje atravesar por la música y conectar con su esencia”.
Por su parte, Danza sin Límites es una convocatoria para personas con distintas capacidades. Es un taller de improvisación para la comunidad, accesible a gente con y sin discapacidades. Los principios y ejercicios del método DanceAbility guían la práctica. El cuerpo es el instrumento y la improvisación, la técnica. Se trata de seguir el propio interés y deseo, explorar posibilidades y disfrutar de la música y el movimiento. El espacio fue creado por la profesora de expresión corporal, bailarina y coreógrafa Marina Gubbay, y actualmente lo dirigen Andrea Fernández y Gabriela Guebel. Resulta terapéutico que todas las personas puedan incluirse, aun aquellas que crean tener vedada la posibilidad de bailar.
¡EN ACCIÓN!
Cada encuentro es un “fiestón”, dice Pía Numer, respecto de Bailachakra, un espacio itinerante (entre San Isidro y Palermo) destinado a mujeres, que tiene lugar cada quince días. “El movimiento es libre, pero el desafío es mover partes del cuerpo que no solemos movilizar, porque es allí donde se estanca la energía. Suenan Shakira, Fito Páez, cumbia, música divertida para que todas se sientan cómodas para bailar”, describe Pía. “La idea es despertar la alegría y la vitalidad; es lo que yo necesité durante mucho tiempo en que estuve sedentaria. Empecé a sentirme viva gracias a la fuerza del movimiento”, dice Pía, quien tiene una comunidad de más de 65 mil seguidores en IG (@dejadepensarhuevadas).
El concepto de los chakras nace de la tradición hindú y se encuentra en los textos de los Vedas. Son vórtices energéticos de nuestro cuerpo a través de los cuales fluye la energía vital. La disciplina del yoga los trabaja mediante de las distintas posturas. En cada encuentro de Bailachakra se movilizan estos centros energéticos. “En la pelvis, sacro, útero, piernas, pecho están alojadas las memorias de dolor personales e incluso ancestrales. El movimiento es una manera para liberar esta energía”.
La influencer en IG Naty Franzoni (@natifranz), profe de yoga autodidacta, registró el movimiento libre como parte de su método NF. “Al movernos, el cuerpo cambia el estado emocional, fluye la energía y ayudamos a sentir nuestras necesidades”. En sus clases incluye una instancia de baile, que se suma a su combo de recetas para el bienestar. Con el fin de ganar movilidad, divertirse, ser más feliz, disolver corazas, estar en contacto con emociones y sentimientos, todas estas opciones ponen el cuerpo en primer plano.