De tanto en tanto, las mujeres se toman toda la libertad. Por un tiempo o ... ¡para toda la vida!
¿Para vestir santos? ¡No, para desvestirlos! Igual que los minirreproductores de CD y el PIN de Blackberry, el estereotipo de la solterona que come helado de chocolate y llora mientras mira una película romántica ya fue: ¡game over! En la actualidad, cada vez más mujeres eligen (¡y celebran!) no tener pareja.
Para entender por qué la soltera siempre fue vista como una loser, hay que remontarse en la historia. Hace muchísimos años, el matrimonio era sinónimo de libertad: una vez que pasaban por el registro civil se recibían de “adultas” y empezaban una nueva vida acorde a ese status (no más retos ni prohibiciones impuestas por los padres). Resulta comprensible que el casamiento haya sido una prioridad para la mayoría de ellas. Por suerte, esa antigua estructura se derrumbó. ¡Ya fue!
Para muchas, el gran desafío es su realización personal más allá de su situación sentimental o estado civil. No les interesa tener una pareja: buscan progresar, crecer en su profesión y hacer lo que desean sin dar explicaciones ni consensuar con otra persona, y menos con una pareja. Dándole la espalda a la sociedad patriarcal, eligen ser autónomas, dueñas de su destino, del control remoto y de su vida.
“Siempre soñé con ser abogada y puse todas las pilas en mi carrera. Tuve algunas parejas, pero no terminaron de aceptar que le dedicara más tiempo y energía al estudio jurídico que a ellos. Al principio decían ‘¡Qué genial que seas tan independiente!’, pero a la larga aparecían los reclamos. Mis amigas se ríen cuando les digo que no tengo el ‘gen pareja’ en mi ADN. Pero es verdad: me entusiasma más ganar un caso que tener una cita. No me siento mal por eso, al contrario. Como me va bastante bien, puedo darme todos los gustos, desde salidas a viajes por el mundo. Hago lo que quiero sin tener que ‘coordinarlo’ con nadie”, cuenta Sofía, de 46 años.
¿Por qué una mujer elige no tener pareja? La respuesta es simple: tiene otra(s) prioridad(es). “Tal vez lo haga para conectarse con sí misma o simplemente porque eso la hace más feliz”, dice Bonelli. En cualquier caso, vale la aclaración: es una decisión revocable. Una mujer puede optar por la soltería en determinado momento de su vida y luego cambiar de parecer. “Se trata de una elección como cualquier otra y puede durar hasta que se enamore de alguien. Cada persona elige de acuerdo al momento y circunstancia que vive. Con el transcurso del tiempo y según lo que vaya pasando revisará su determinación”, explica la doctora Graciela Moreschi, médica psiquiatra y autora del libro Con el reloj en el cuerpo.
Un dato a tener en cuenta: las mujeres solteras son más felices que los varones que no tienen pareja. Así lo asegura un estudio realizado por la consultora internacional Mintel: el 61 por ciento de las singles disfruta de su libertad, mientras que sólo el 49 de los hombres lo hace. ¿A qué se debe esto? Nosotras solemos tener una vida social más activa que la de ellos. No nos sentimos solas ni aisladas por no tener alguien que nos acompañe en la vida. “La soledad es estar solo, sin gente para quien uno sea especial o significativo, sin amigos. La soltería no tiene nada que ver con esto. Por lo general, estas mujeres refuerzan mucho sus vínculos sociales”, asegura Moreschi.
“Durante años, creí que me faltaba una pareja para ser 100 por ciento feliz. Al principio me anoté en Match y después, en Tinder. Vivía de cita en cita y siempre encontraba algo del otro lado que ‘no me cerraba’. Pero yo insistía. Dos o tres veces por semana, volvía del trabajo corriendo, me duchaba, me cambiaba, me maquillaba e iba rápido al encuentro. ¡Era un maratón! Un día me di cuenta de que estaba cansada de todo eso. Sentía más presión que deseo. Salvo el ‘detalle’ de no tener pareja, mi vida era y es copada: tengo una familia unida y amigos de fierro, me encanta mi trabajo y no sé lo que es el aburrimiento. Entonces, ¿por qué me empecinaba tanto en buscar un novio? Lo hacía porque crecí con la idea de que una mujer sin pareja está ‘incompleta’. Como ese no era mi caso, decidí que no me cerraba al amor, pero iba a dejar de perseguirlo. Ahora me siento más feliz”, cuenta Marianela, directora de un jardín de infantes, de 38 años.
Otro beneficio de ser single: “Vivir sola tiene recompensas, como un notorio crecimiento personal”, asegura la psicóloga social Bella DePaulo, autora del libro Solteros señalados: cómo son estereotipados, estigmatizados e ignorados y aún así, son felices. Por naturaleza, las mujeres tendemos al multitasking. Hablamos en altavoz con un cliente mientras pasamos a buscar a los chicos por la escuela, después de llevar a la tintorería el traje de él. Sin chicos ni pareja, tendemos a concentrarnos más en la carrera. Y eso genera beneficios. ç
Una investigación liderada por DePaulo para la Universidad de Santa Bárbara (Estados Unidos) demostró que las solteras suelen tener un mejor status financiero, son más seguras de sus decisiones y suelen alcanzar mejores metas que las casadas. En resumen: tienen allanado gran parte del camino para prosperar y alcanzar el éxito.
“Por algo será…”
Una mujer que tacha la opción “pareja” en su vida sabe lo que quiere y lo que no. Esa certeza suele desconcertar a los demás. De alguna manera, ella está cuestionando un dogma social: el que da por sentado que una pareja complementa. “Esto deviene de un mito que figura en el libro El Banquete, de Platón: para frenar el dominio de los seres andróginos (poseían ambos sexos), Zeus les envía un rayo que los parte al medio y los divide en hombre y mujer. A partir de entonces, cada uno trata de reunirse con el otro. Este concepto nos lleva a la creencia que somos la mitad de algo y no seres enteros que buscan a otro para compartir”, sostiene Moreschi.
Las personas que no se asumen como medias naranjas, sino como frutos enteros, muchas veces tienen que enfrentarse a las estructuras mentales más arcaicas. En 2012, la empresaria Melanie Notkin, autora del libro Otherhood: Modern Women Finding a New Kind of Hapiness, publicó un post en el que contaba lo que provocaba en los demás por ser soltera y no tener hijos a los 43 años. “Sé lo que estás pensando. Puedo leerlo en tu cara… La sonrisa distraída, el gesto poco convincente, la frente ligeramente arrugada… Estás tratando de averiguar qué hay de malo en mí. Estás tratando de suponer qué hay de malo en mí. O, finalmente, qué es lo que yo hago mal. Cuando descubriste que yo era soltera y sin hijos, la pregunta que te hiciste fue: ‘¿Qué problema tendrá? Debe haber algo por lo cual los hombres no la quieran; de lo contrario, ya habría enamorado a alguno (…). No estoy en la vida equivocada, siendo una esposa equivocada. Mi útero está vacío, pero mi vida es plena. Mi madre me dio una vida y no la estoy desperdiciando en lamentarme o en valorarme menos por no tener hijos. Soy querida y soy muy querible. Lo mejor que puedo ser. Aunque mi vida no sea la que vos –que acabás de conocerme– esperarías para mí.”
Alguien puede dudar a la hora de elegir un gusto de helado o el accesorio ideal para el suéter rojo. En cambio, la decisión de no cumplir con un mandato social que no coincide con el proyecto de vida propio requiere algo más de certeza y convicción. “Si hay inseguridad y tensión, la mirada del otro puede ser vivida como un cuestionamiento y generará cierta incomodidad y malestar. Ahora bien, si las mujeres están seguras de su decisión de no casarse o no tener hijos, no verán en esa mirada del otro un juicio valorativo sino que, simplemente, reconocerán un discurso que ya va pasando de moda y quedando atrás”, afirma Bonelli.
El mensaje es claro: hay vida (¡y fabulosa!) más allá de una relación de pareja. “Afortunadamente, cada día son más las mujeres que eligen otras opciones y muestran orgullosas una vida diferente. Quienes se animan a decepcionar las expectativas de los otros ganan autonomía y libertad”, concluye la doctora Moreschi.
➤ 15.652.412 argentinos nunca pasaron por el registro civil
➤ 10.785.133 fueron declarados “marido y mujer”
➤ 5O,56% de los que están solos son mujeres (Censo 2010)